La lupa de hoy nos ha salido viajera, porque buceando en la red y cansada de la matraca de todos los días servidora ha encontrado un artículo de Zoé Valdés en «Libertaddigital» sobre el nuevo alcalde de Nueva York que no tiene desperdicio. La escritora cubana saca a paseo todas sus fobias y desnuda su poco arte ante el teclado. Comienza diciendo que en la gran manzana «ha ganado la alcaldía un tipo que se dice demócrata llamado Bill de Blasio. Parece el nombre de un cantante populachero de esos de los años setenta, como Lupita de Alesio, o algo por el estilo, que me perdone Lupita». Lo de meterse con el nombre de una persona dice mucho del nivel. Parece que Ussía crea escuela. Valdés se queja porque «Che de Blasio, el camarada, como lo llaman sus amigos y miembros de su partido político, pasó su luna de miel en Cuba», lo que es sin duda un acto horriplilante. Partiendo de ese dato, la no suficientemente valorada escritora señala que «se comenta que ha ganado un demócrata, un liberal, etc., y todos esos epítetos politiqueros para engañar, enmascarar la evidencia de lo contrario. Este señor que pasa su luna de miel en Cuba con su rabiosa `poetisa negra' comunista no es un demócrata, no, es un colaborador del castrismo y un comunista, al igual que su mujer, exmiembro de las Panteras Negras, exlesbiana vociferante de los grupos gays y feministas». ¡Toma ya! Resulta que quien es capaz de vomitar ese cúmulo de barbaridades dice que el alcalde no es demócrata... Y cuidado, porque a renglón seguido lo borda, al decir que «ha ganado porque ha sido votado también por una gran cantidad de inmigrantes». ¡Claro! Si encima te votan inmigrantes es trampa.

En fin, todo un descubrimiento la liberal Valdés, que concluye diciendo que «Bill de Blasio, cuyo verdadero nombre es Warren Wilheim Jr., de ascendencia alemana por parte de padre e italiana del lado materno, es, quién se atreve a dudarlo, un admirador de Fidel Castro, y un sandinista adorador de la musulmanería. Sus votantes son, de hecho, una gran cantidad de musulmanes antisemitas, y también, ¡cómo que no!, los judíos neoyorquinos, siempre tan devotos del sacrificio». Vamos, que los únicos que no han votado a De Blasio son los fachas tan del agrado de la caribeña renegona. De repente a una le entran unas ganas terribles de volver a pasear por Central Park.