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Tercera iniciativa por la paz del colectivo cristiano Atxik Berrituz

El colectivo de cristianos laicos de Ipar Euskal Herria ha organizado para este domingo un encuentro en la abadía de Beloke en el que participará el obispo emérito de Donostia Juan María Uriarte. Anteriormente ha llevado a cabo otros actos para hacer su «aportación a la paz»; el más significativo fue el encuentro del 16 de mayo en el que víctimas, exmiembros de Iparraterrak, una abogada de presos y una profesora universitaria compartieron sus testimonios.

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Arantxa MANTEROLA |

Constituido en Ipar Euskal Herria coincidiendo con el primer aniversario de la Conferencia de Aiete, el colectivo Atxik Berrituz (Perdurar Renovándose) desarrollará este fin de semana su tercera iniciativa en favor de la paz en Euskal Herria.

Se trata de un encuentro en la abadía de Beloke, ubicada en la localidad labortana de Ahurti, que comenzará a las 15.30 del domingo. Durante la jornada programada se alternarán cantos, poemas y oraciones, y contará con la participación del obispo emérito de Donostia Juan María Uriarte.

Atxik Berrituz reúne a diversas asociaciones o grupos de cristianos laicos que ya funcionaban anteriormente como Fedea eta Kultura, Fededunak, el grupo de curas Herriarekin, Presoekin Elkartasunez, Cristianos en el Mundo Rural (CMR), miembros del Grupo de diálogo interreligioso de Baiona-Sainte Croix y Acción Católica Obrera.

Compromiso

El manifiesto fundacional -al que se adhirieron un centenar de personas, entre ellas, el obispo de Baiona, Marc Aillet- subrayaba la «urgencia de tomar iniciativas para manifestar el compromiso de todos los creyentes a favor de la paz en Euskal Herria y su voluntad de sumarse a los esfuerzos en curso en la sociedad civil». Impulsados por ese propósito, ya han llevado a cabo otras dos iniciativas en lo que va de año. La primera tuvo lugar en abril en la Casa Diocesana de Baiona. Se trató de la proyección del documental «Barrura begiratzeko leihoak-Ventanas al interior», que recoge las vivencias de cinco presos y expresos políticos vascos, y que fue visionada por unas 70 personas.

El mismo lugar acogía un mes más tarde el segundo de los actos de Atxik Berrituz. La reunión, a la que asistieron unas 80 personas, fue cuando menos inédita en Ipar Euskal Herria. El objetivo era «dar la palabra a las diversas víctimas del conflicto vasco». Por lo tanto, varias personas que habían sufrido un atentado de Iparretarrak ofrecieron su testimonio. Dos exmiembros de la organización armada también intervinieron ante el público.

Por su parte, la abogada Maritxu Paulus-Basurko tuvo la oportunidad de explicar con ejemplos concretos «el sufrimiento de aquellos que no son considerados como víctimas pero que, en realidad, lo son». Entre otros relatos, expuso lo acaecido con Jon Anza y con Xabier López Peña, la «desconsiderada actitud de las autoridades francesas hacia sus familias», así como las condiciones de vida de los presos vascos, víctimas frecuentemente de duros regímenes carcelarios.

Respeto y emoción

Según manifiesta Atxik Berrituz, el encuentro se desarrolló en un tono muy respetuoso y fue muy intenso por la carga emocional de los testimonios.

Convencidos de la necesidad de una «escucha mutua entre antagonistas» y de que «la sociedad en su conjunto tiene que ser agente activo de una paz basada en el respeto de los derechos humanos y de los pueblos», Atxik Berrituz considera que la reciente decisión del Tribunal de Estrasburgo respecto a la doctrina 197/2006 es «un paso importante en el camino de la paz».

Con estas acciones, el colectivo busca que la «comunidad cristiana haga su aportación específica al proceso de paz». Son conscientes de la dificultad de «crear una nueva convivencia por medio del diálogo», pero ese es el objetivo para el que trabajan, porque, como subrayaba Mikel Epalza, uno de sus miembros, «desarmar el odio y el desprecio es ya dar una oportunidad a la paz».

CONVERSIÓN

Atxik Berrituz afirma que para tratar de curar «las heridas abiertas por el conflicto», «lo primero que hay que hacer es cambiar nuestra mirada respecto a las personas y el pasado. Es lo que en nuestro lenguaje llamamos `la conversión'».

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