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Amparo LASHERAS | Periodista

Si Brecht hubiera conocido a Periko

Esta semana, en un blog que leo habitualmente, he encontrado un poema de Bertolt Brecht que no conocía o que, tal vez, no recordaba, musicado en su día por Mikel Laboa. «Quien aún esté vivo no diga jamás/ ¿Quién puede atreverse a decir jamás?/ ¿De quién depende que siga la opresión? De nosotras./¿De quién que se acabe? De nosotras también./ ¡Que se levante aquel que está abatido!/ ¡Aquel que está perdido, que combata!». Una hora después hablaba con Periko Solabarria. Lo encontré apenado y me dolió verlo así. Me dijo que le entristecían las opiniones, realizadas desde el cariño, pero disconformes con la acción de desnudarse ante Osakidetza para protestar, junto a otros compañeros, por el despido de un trabajador de Ambulancias Bizkaia. «Fue mi decisión. Y quiero que se respete. Han despedido a un compañero e hice lo que tenía que hacer. Cuando se es militante hay que luchar y hacer cosas que no siempre gustan a todo el mundo. Si lo que esperamos es aprobación, nunca haríamos nada», me comentó enérgico. Quizás no tenga mucha explicación, pero sus palabras me llevaron al poema de Bretch. «Quien aún esté vivo no diga jamás...». Estoy convencida de que si Brecht hubiera conocido a Periko, habría encontrado en él, en su vida entera, la verdad de ese verso; la voz más coherente para pedir a quienes están abatidos que se levanten y a los que se encuentran perdidos que combatan. Le habría descubierto en la distancia de la calle y le habría mirado con respeto, como se mira a los hombres honestos, a los revolucionarios de todos los días. Y se me ocurrió que las personas como Periko se parecen a los versos; llevan las ideas en el corazón y las dirigen, como una bala, directamente a la vida.

 
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