El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero cuenta ya con un tercer informe de verificación del «alto el fuego permanente» de ETA. Dicen que el informe es concluyente en relación a la inexistencia de actividad armada por parte de la organización vasca. Y concluyen que, en consecuencia, ETA ha cumplido con la palabra dada y que se dan, por ese lado, las condiciones objetivas suficientes para que se pueda abrir el proceso de diálogo.

Al tiempo, circula en la sociedad vasca un tercer informe de verificación de la actividad del Estado y de las formaciones políticas. Y de su lectura no cabe hacer una interpretación tan optimista como en el caso anterior.

Dicen los que han podido leerlo que en el citado informe se hace hincapié en el evidente aumento de actividad armada de las FSE. Los controles militarizados, más aparatosos, más frecuentes y más molestos, si cabe, no contribuyen a generar ese ambiente de distensión preciso para abordar un nuevo tiempo.

Tampoco la frenética actividad policial y judicial contra las diferentes organizaciones de la izquierda abertzale hace pensar en nada bueno. Y, ¿qué decir del encarcelamiento de reconocidos dirigentes políticos? ¿Y del saqueo en forma de fianzas multimillonarias?

El informe de verificación dice muchas más cosas. Todas ellas preocupantes.

También recoge que se han cerrado locales abertzales; siguen los disparatados macroprocesos contra ciudadanos vascos; la Audiencia Nacional sigue siendo el baluarte judicial desde donde actúan los elementos más enfrentados a un proceso de paz y normalización política...

Y por si todo ello fuera poco, fuerzas políticas que debieran estar comprometidas en ayudar a que el proceso avance, tratan ahora de dilatarlo, de posponerlo, de que, en definitiva, termine por diluirse como un azucarillo en el agua.

Tampoco se permite la actuación de la izquierda abertzale en parámetros de normalidad, se siguen persiguiendo sus actos, prohibiéndolos. La Ley de Partidos sigue ahí, como un tótem maligno que impide avanzar por el territorio del diálogo político resolutivo.

Y, lo peor: aún no hemos escuchado a Rodríguez Zapatero decir que el final del conflicto vendrá de la mano del reconocimiento del pueblo vasco y de su derecho a decidir. ¿Quieren leer el informe completo? Repasen los periódicos. -