DONOSTIA
El Gobierno israelí no pasa por su mejor momento. El primer ministro Ehud Olmert está siendo presionado para que abra una investigación exhaustiva sobre los errores que Israel cometió durante el conflicto en Líbano. Y parece que las conclusiones no van a ser favorables. Olmert está valorando qué tipo de investigación va a llevar a cabo. El ministro de Defensa, Amitz Peretz, había nombrado una comisión interna para discutir los errores tácticos, pero se ha suspendido antes de que empezara su labor. Ayer, el fiscal general de Israel presentó a Olmert otras opciones. La investigación más estricta sería llevada a cabo por una comisión independiente y tendría potestad de cesar a responsables del Gobierno y del Ejército. Las otras opciones, como una comisión parlamentaria o gubernamental con capacidades más limitadas, gozan de menor aceptación, según señala Al Jazeera.
A pesar de que el pueblo libanés ha sido la mayor víctima de este conflicto, el Gobierno israelí también ha salido escaldado. Aunque al principio de la invasión el Ejecutivo contaba con el favor de la opinión pública, ahora muchos israelíes ven la operación como un fracaso. Realmente, no han logrado los objetivos marcados: no han destruido a Hizbula y los dos soldados israelíes no han sido liberados.
Pero lo más doloroso es que el mito de la invencibilidad del Tsahal ha caído. Al Gobierno le llueven las críticas por la mala organización y preparación de la campaña, por los errores tácticos y por los medios insuficientes con los que contaban los soldados. Desde dentro del Ejército, los reservistas se han quejado de la desorganización, e incluso afirman que se quedaron sin agua ni comida durante el combate. También se le ha achacado al Gobierno haber subestimado al enemigo y haber vacilado en la toma de decisiones. El mismo subjefe del Estado Mayor, Moshe Kaplinski, reconoció «errores y fallos» en la preparación del equipo de reservistas.
Los aires difíciles están afectando a la coalición de Gobierno formada por Kadima y el partido Laborista. Según recoge el diario israelí “Hareetz”, un desacuerdo por una partida presupuestaria destinada a financiar los costes de la guerra puede ser la gota que desborde el vaso.
Los laboristas son reticentes a quitar 358 millones de euros del presupuesto del Ministerio de Defensa, en manos del laborista Amitz Peretz, para pagar a los soldados reservistas y rehabilitar las zonas dañadas por los misiles de Hizbula en el norte de Israel. Esta inestabilidad en la coalición podría abrir la puerta del Ejecutivo al partido de los colonos Ysrael Beitenu (Israel es nuestra casa). “Haaretz” apuntaba la posibilidad de que Avigdor Lieberman, presidente de esta formación, sustituya a Amir Peretz como ministro de Defensa.
Además, en esta coyuntura tan poco propicia para Olmert, se suceden los escándalos dentro del Gabinete. A finales de la semana pasada, Haim Ramón, ministro de Justicia, presentó su dimisión por estar enjuiciado por una denuncia de acoso sexual. Por si fuera poco, el jefe del Estado, el presidente Moshe Katsav, fue interrogado y su casa fue registrada ayer dentro de una investigación por presuntas irregularidades en la concesión de indultos a presos y por una denuncia de abuso sexual a una ex empleada del Gobierno. Los medios israelíes hablan de la posibilidad de que la Knesset (Parlamento) promueva un proceso de destitución.
En otro orden de cosas, el primer ministro libanés, Fuad Siniora, aseguró ayer que su país prepara un plan para la reconstrucción de Líbano. Aunque rechazó dar una cifra sobre los daños causados por los 34 días de ofensiva israelí, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha evaluado las pérdidas económicas en «más de 15.000 millones de dólares».
Amnistía Internacional había afirmado en la víspera que existen «indicios claros» de que Israel ha llevado a cabo «una destrucción deliberada» de la infraestructura civil de Líbano durante el reciente conflicto, lo que podría ser castigado como «crímenes de guerra».
Siniora negó que Hizbula haya sustituido al Estado al conceder una ayuda de 12.000 dólares a las personas que perdieron sus casas, y aseguró que ese dinero sirve para el alquiler de una vivienda durante un año mientras se lleva a cabo la reconstrucción, que estará amparada por el Estado.
Por otro lado, el primer ministro libanés pidió a Estados Unidos que presione a Israel para que levante el bloqueo aéreo y marítimo impuesto a este país, lo que ni siquiera permite la entrada de los expertos para evaluar las pérdidas.
Si se atiende a las declaraciones de la ministra israelí de Exteriores, Tzipi Livni, no parece que Israel tenga intención de levantar el bloqueo próximamente. Durante su reunión en París con su homólogo francés, Philippe Douste-Blazy, Livni insistió en que Líbano permanecerá aislado hasta que se despliegue la fuerza internacional en la frontera entre Líbano y Siria, por donde, según Israel, Hizbula recibe armamento. Cabe recordar que ni siquiera se ha concretado la composición de la fuerza de la ONU y que las autoridades sirias amenazaron con cerrar la frontera si los soldados internacionales se acercan a su territorio. «Cerrar la frontera traerá consecuencias negativas para la gente que vive en la región», declaró el ministro de Asuntos Exteriores finlandés, Erkki Tuomioja, tras una reunión con su homólogo sirio Walid Moallem en Helsinki.
D’Alema advierte a Israel
Mientras, Israel volvió a echar por tierra los esfuerzos diplomáticos que tratan de asentar la tregua entre Israel y Hizbula. Envalentonado con su inmunidad de facto, la artillería israelí bombardeó en la madrugada de ayer una zona al norte de las granjas de Chebaa, en el sudeste de Líbano, ataque que no causó víctimas.
Según una fuente militar, en la zona no se «había producido ningún disparo desde el lado libanés», pese a lo cual se produjo el ataque israelí, en contra de lo estipulado por la resolución de la ONU. No obstante, esa actitud podría perjudicar a Israel, tan ansiosa por que se despliegue la fuerza internacional, si el ministro italiano de Exteriores, Massimo D'Alema, cumple su amenaza de no enviar soldados italianos a Líbano si Israel no respeta escrupulosamente el alto el fuego.GARA
LONDRES
Amnistía Internacional (AI) publicó un informe en el que denuncia una política israelí de destrucción deliberada de las infraestructuras civiles libanesas y crímenes de guerra cometidos durante el reciente conflicto entre Israel y la resistencia libanesa.
Israel rechazó ayer las acusaciones y aseguró que su Ejército llevó a cabo operaciones militares «acordes a las normas internacionales y al derecho internacional. Al contrario que Hizbula, Israel no ha apuntado premeditadamente contra civiles inocentes». El portavoz del Ministerio de Exteriores israelí, Mark Regev, añadió que el Ejército israelí actuó «tan quirúrgicamente como era posible para alcanzar a la máquina militar de Hizbula».
El último informe de AI muestra que la destrucción por parte de Israel de miles de viviendas, así como el bombardeo de numerosos puentes y carreteras y de plantas de almacenamiento de combustible y agua, formaban parte de la estrategia militar de Israel en Líbano, y no fueron simplemente «daños colaterales» resultantes de la legítima persecución de objetivos militares.
«Israel afirma que los ataques contra infraestructuras fueron legítimos, pero es manifiestamente falso. Muchas de las agresiones señaladas en nuestro informe son crímenes de guerra, ataques indiscriminados y desproporcionados. Existen claros indicios de que la destrucción masiva de plantas de energía y agua, así como de infraestructura de transporte, imprescindible para el reparto de alimentos y otra clase de ayuda humanitaria, fue intencionada y formaba parte de una estrategia militar», manifestó Kate Gilmore, secretaria general adjunta ejecutiva de Amnistía Internacional.
El informe de AI se basa en información de primera mano recabada por las últimas delegaciones de investigación de Amnistía Internacional que han visitado Líbano e Israel. Dicha información incluye entrevistas con decenas de víctimas y representantes de la ONU, el Ejército israelí y el Gobierno libanés, así como declaraciones oficiales e informes de prensa.
El informe contiene pruebas de la destrucción masiva de barrios y pueblos enteros con población civil, bombardeos de puentes en zonas que aparentemente no revestían importancia estratégica, ataques a estaciones de bombeo de agua, plantas de tratamiento de agua y supermercados, a pesar de la prohibición de perseguir objetivos indispensables para la supervivencia de la población civil.
Mueren tres soldados libaneses
Tres soldados libaneses fallecieron ayer al explotar una mina en las inmediaciones de Tibnin, 15 kilómetros al norte de la frontera entre Líbano e Israel, donde trabajaban retirando los miles de artefactos israelíes que quedan sin explotar, informó el Ejército. La ONU estima que se tardará al menos un año en desactivar todas las bombas racimo. Por otra parte, un soldado israelí murió y dos resultaron heridos en el sur de Líbano. Se cree que su carro de combate pasó sobre una mina antitanque. -
