GaraAzkenak - Paperezkoa - English Edition  |  Le Journal
EUS | ES | FR | ENG
 » PAPEREZKOA
  -Aurkibidea
  - EuskalHerria
- Jendartea
- Ekonomia
- Iritzia
- Mundua
- Kultura
- Kirolak
 » AZKENORDUA
 » ENGLISH EDITION
 » DOSIERRAK
 » DOKUMENTUAK
 » IRUDITAN
 » HEMEROTEKA
 » Produktuak
Gara > Idatzia > Mundua 2006-09-14
Crisis en oriente medio
Hassan Nasrallah acusa al Gobierno libanés pro-occidental de connivencia con Israel
·el lider de hizbula amenaza con presentar pruebas de que se alineo con tel aviv durante la agresion

El líder de Hizbula, Hassan Nasrallah, hizo públicas duras críticas contra el Gobierno pro-occidental libanés, al que acusa ­y amenaza con presentar pruebas­ de connivencia con Israel durante la agresión. Las fuerzas políticas concernidas reaccionaron con timidez. Coincidiendo con la decisión de Berlín de enviar barcos a Líbano, fue el secretario general de la ONU, Kofi Annan, quien respondió exigiendo otra vez el desarme de Hizbula.

BEIRUT

El líder de la organización chiíta libanesa Hizbula, Hassan Nasrallah, acusó a los grupos pro-occidentales que controlan la mayoría del Ejecutivo de Beirut de connivencia con Israel durante la agresión de su Ejército contra el país árabe.

En una entrevista concedida a la cadena qatarí “Al Jazeera”, Nasrallah acusó al Gobierno del primer ministro, Fuad Siniora, de no defender los intereses del país durante la guerra. «Este Gobierno no detuvo la guerra, no protegió a los libaneses», recordó el entrevistado, que rara vez se prodiga en público.

Enigmático, Nasrallah insistió en que estas formaciones «han participado en cierta manera a favor de Israel en la agresión» contra Líbano y amenazó con «desvelar todo lo que pasó durante la guerra en torno a estos partidos».

El líder de Hizbula acusó al primer ministro libanés de ser na marioneta de los intereses estadounidenses. «Si nosotros somos un instrumento sirio o iraní, ellos (el Gobierno) son un instrumento americano», señaló irónico, en referencia a las acusaciones occidentales tanto contra la organización chiíta como contra otros grupos políticos en Líbano.

Nasrallah no desaprovechó la ocasioón para insistir en sus críticas por la reciente visita al país del primer ministro británico, Tony Blair, recibido con honores por el Ejecutivo de Siniora. «Tony Blair es un participante en la matanza y usted lo trae a mi casa y a mi familia y le da una gran bienvenida. ¿No tienen (los responsables del Gobierno) sentimientos?», añadió, para insistir en que «el primer error del primer ministro y el bloque político que lo apoya consiste en que se han comportado de forma inmoral e inhumana hacia la gente que fue asesinada o herida, destruida o desplazada».

Tras constatar que el actual Ejecutiivo «no es apoyado en la calle y, por lo tanto, no tiene derecho a tomar decisiones», urgió a su dimisión para que dé paso a un nuevo Gobierno de unidad nacional.

Acusaciones sin respuesta

Una fuente próxima a la Corriente del Futuro, del jefe de la mayoría parlamentaria, Saed Hariri ­hijo del ex primer ministro, Rafic Hariri, muerto en atentado el pasado año, y que vive cómodamente en París­, mostró su preocupación por «los peligrosos propósitos» que atribuyó a Hizbula.

Samir Geagea, líder del partido cristiano de las Fuerzas Libanesas, reaccionó asegurando que las Fuerzas del 14 de Marzo, coalición antisiria en la que milita su formación, «siempre han sostenido que no había que haber dado pretextos a Israel para iniciar una guerra contra Líbano, referencia clara a la captura por parte de Hizbula en territorio libanés de dos soldados israelíes, lo que fue utilizado por Israel como pretexto para su agresión militar.

El criminal de guerra libanés ­fue amnistiado hace meses tras purgar cárcel por los crímenes de las falanges cristianas que lideró durante la guerra civil libanesa­, añadió que «el hecho de que dos tengan opiniones divergentes no da derecho a uno a apuñalar por la espalda al otro».

En este panorama de creciente tensión entre la resistencia armada contra los ocupantes israelíes y la mayoría gubernamental que, apoyada por Occidente, llegó al poder tras la muerte de Hariri y forzó la retirada siria del País de los Cedros, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, insistió en la exigencia occidental de desarme de la milicia armada de Hizbula.

«Toda fuerza que no sea la del Ejecutivo libanés debe ser desarmada», insistió Annan, para añadir, a modo de compensación, que «de parte israelí, los sobrevuelos deben cesar completamente».

Las Fuerzas de Seguridad libanesas aseguraron que aviones israelíes sobrevolaron ayer mismo el sur del país.

Por otro lado, el Gobierno alemán aprobó ayer el envío de un contingente militar a Líbano, lo que supone la primera intervención de la Bundeswehr en Oriente Medio desde la Segunda Guerra Mundial.

La canciller alemana, Angela Merkel, situó esta ·decisión histórica» en el objetivo de «garantizar el derecho a existir de Israel y contribuir a un arreglo pacífico en la región».

Alemania se encargará de comandar la fuerza marítima de supervisión de las costas y enviará hasta 2.400 soldados.

Canje de prisioneros

En la entrevista, el líder de Hizbula anunció la llegada «la semana próxima de un mediador de la ONU entre la organización chiíta e Israel para un canje de prisioneros.

El ministro israelí de Defensa, Amir Peretz, no descartó que, en el canje, Israel libere, entre otros prisioneros, a Samir Kantar, miliciano de Hamas condenado por participar en 1979 en una incursión mortal en territorio israelí.

Cruelmente torturado durante su largo cautiverio, Kantar está considerado un héroe por el mundo árabe en general.



Primer destituido en el Ejército israelí
Un mes después del fin de la agresión contra Líbano, un alto responsable militar israelí, el general Oudi Adam, «dimitía» ayer. Comandante de la Región Norte, fue defenestrado en plenos combates por el jefe del Estado Mayor, general Dan Haloutz, que nombró a un adjunto para dirigir la guerra. La dimisión ha «estremecido» a la oficialidad israelí.



El Tsahal roba más tierra libanesa al recomponer las alambradas
Sylvie GROULT

KFARKILA

Adentrándose en territorio libanés, una alambrada de espinos atraviesa un campo de tabaco: en Kfarkila (parte oriental del sur de Líbano), los vecinos muestran su inquietud por esta nueva demarcación de la frontera que invade su tierra.

«Los israelíes vinieron hace dos o tres días y, con la ayuda de bulldozers, desplazaron la frontera una veintena de metros», denuncia Hassan Raghda, desde cuya casa, con impactos de obuses, se divisa la línea azul que separa Líbano e Israel.

La ONU ha abierto una investigación. El Ejército libanés lo tiene claro y ha protestado ante la fuerza de interposición de Naciones Unidas (FINUL) por la violación del trazado de la frontera.

Los vecinos denuncian los proyectos expansionistas de Israel. ¿Por qué entran en nuestros campos. La política de Israel siempre es la misma, siempre quiere más territorio», insiste Mahmud Serhane, un agricultor de 47 años.

«La gente está encolerizada. Todos los días, los israelíes atraviesan la frontera. No respetan ningún acuerdo», coincide indignado otro agricultor, Naim Chani, que trata de salvar lo que puede de la cosecha de este año de algodón.

Chani advierte: «Si la ONU no trae una solución, será Hassan Nasrallah quien solucionará esto», señala, en referencia al líder de Hizbula.

Como él, Mahmud Serhane acepta de momento la decisión del líder chiíta de mantener silenciadas las armas tras los combates de julio y agosto. «Pero si en dos o tres meses esto no va a mejor, tomaremos nosotros mismos una decisión».

En Kfarkila, situada justo en la frontera, cara a cara con la localidad israelí de Metula, no es fácil creer en la paz. Israel está demasiado cerca, a diez escasos metros de la carretera que serpentea por la localidad.

En el lado libanés, las banderas amarillas de Hizbula y las verdes del otro movimiento chiíta, Amal, ondean al aire junto a los carteles con las imágenes de sus líderes. En el lado israelí, otra carretera, paralela, está repleta de búnkeres y por ella circulan jeeps del Ejército israelí, mientras empleados «civiles» trabajan para «consolidar» la frontera, destruida durante la reciente ofensiva israelí.

Desde una desvencijada casa que sirve como escuela, Abu Hussein, profesor de 58 años, se afana por hacer entrar a los alumnos que insultan a los soldados israelíes visibles al otro lado.

A varios kilómetros de allí, en lo alto de una colina, un grupo de soldados se afana en otra alambrada. «Es para separarnos de esos cabrones terroristas», dice uno de ellos.


 
Inprimatu
...Albiste gehiago
Euskal Herria
Iñaki de Juanaren aldeko urgentziazko mozioa Gasteizen
Euskal Herria
Díez: «Se acaba el tiempo de los talantes y las palabras huecas»
Mundua
El proyecto de declaración critica, una a una, las políticas unilaterales de EEUU
Kultura
«Mentxakaren aitorpena», militante baten testigantza
Jendartea
«Demokrazia eza» AHTren eztabaida publikoan
Mundua
El PKK niega cualquier relación con el atentado en Diyarbakir
  CopyrightGara | Kontaktua | Norgara | Publizitatea |  rss