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Gara > Idatzia > Iritzia > Kolaborazioak 2006-09-14
Josetxo Gallues Martínez de Irujo - Miembro del KEM-MOC de Iruñea
Crónica de una guerra (y II)

Tras el bombardeo de nuestra casa, mis hijos y yo nos hemos ido a vivir a casa de mi hermana. Mi marido volvió con nosotros a los dos días del comienzo del alto el fuego, afortunadamente sano y salvo. Aparentemente se comporta igual que antes de irse, una persona afectuosa, generosa y buen padre. pero no me quiere contar nada de lo ocurrido estando fuera. Por el contrario, cuando se junta con los hombres le cambia la expresión de la cara, y en sus ojos se pueden ver ira y tristeza.

Estos no han sido los únicos cambios en la vuelta a nuestras vidas; el ambiente en la calle también ha cambiado mucho. Si antes de la intervención israelí el apoyo al partido Hizbula era muy grande, ahora es casi total, y no solo en el Líbano. Al fin y al cabo han sido los únicos que se han enfrentado al poder militar de Israel, y nos está ayudando en la posguerra. El Estado y Ejército libanés recluido en Beirut, y la ONU mandando a su Ejército cuando ya no hay ataques de los que defendernos. En estas condiciones es normal que gente que tendría sus discrepancias políticas con Hizbula radicalicen sus posturas y ahora se aproximen ante un enemigo común.

Otro sentimiento bastante generalizado en la calle es el de victoria. Confieso que yo misma en muchas ocasiones me contagio de este sentimiento, pero me entran las dudas cuando me doy la vuelta y veo los edificios derruidos, las gentes enterrando a los muertos a los que no pudieron durante la guerra por lo peligroso... Después de años de guerra estábamos saliendo a flote, gracias en gran medida al turismo, y el Mossad no ha querido que progresáramos y ha bombardeado muchas de nuestras infraestructuras. Igualmente, las tropas se retiraron de nuestro territorio, pero fue en las jornadas anteriores al alto el fuego en las que más bombas de racimo se lanzaron, dejándonos sus tarjetas explosivas. Ahora a los niños debemos enseñarles a distinguir una mina y cómo actuar antes que cualquier otra cosa.

Ahora vienen los cascas azules escenificando un desembarco, que recuerda el de Normandía, por un ejercito liberador, que parece más una campaña publicitaria para sus países de origen... ¿Para qué?¿Para parar los ataques? Los ata- ques ya han parado, ya es tarde para 1.100 personas. En gran medida el problema que tenemos en toda la zona de Oriente Medio viene mediatizada por la situación palestino-israelí. ¿Por qué no van a Palestina a parar las incursiones que se dan continuamente? ¿Por qué no protegen a la población civil y sus casas de los ataques israeli-tas?¿Por qué no obliga a Israel a cumplir todas las resoluciones de la ONU?

A decir verdad, ante su llegada muchos ciudadanos se han alegrado; pero yo soy escéptica. Ya están aquí, pero su misión todavía no está muy clara. La gente cree que su presencia va a evitar más ataques por parte de Israel ¿Acaso van a enfrentarse al ejercito Israelí? Hasta la fecha no lo han hecho. Muchos de los países que componen la ONU y que hablaron con tibieza durante la guerra son los mismos que mantienen relaciones comerciales de preferencia con el país que en más ocasiones a incumplido sus resoluciones. Es más, Israel no parece darle mucha importancia, como se ve por su pronta ruptura del alto el fuego, su ataque sobre una oficina de la ONU en el sur del Líbano y la amenaza de volver a intervenir en cualquier momento.

Si, por el contrario, a lo que vienen es a desarmar a Hizbula, van a ser vistos por la población libanesa como aliados de sus enemigos, y se iniciará otra guerra.

La cosa ha cambiado de unas semanas a ahora, pero no tanto. La utilización de la fuerza militar para resolver los problemas sigue rigiendo nuestras vidas. Antes se veían soldados, ar- mas, y maquinaria de guerra que venían de Israel. Ahora son las mismas armas y maquinaria que son portadas por soldados, pero en este caso llevan boinas azules. -


 
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