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Sebastián Rosino, Josu Pérez, Josu Martinez Barranco, Xabier Subiza, Patxi Erdozain en nombre de Sasoia

Un hecho flagrante de injusticia

Los compañeros y compañeras de Sasoia somos parte de la gente que vive preocupada por las situaciones de injusticia social y política que nos rodean y pretendemos, con otros agentes sociales, aportar nuestro grano de arena para la solución de esos problemas. Estamos especialmente motivados y motivadas cuando los problemas, a veces soterrados pero muy reales, afectan a nuestro colectivo de pensionistas.

Naturalmente nuestra preocupación y solidaridad aumentan si la injusticia se comete contra una persona de nuestro propio colectivo, de Sasoia. Y éste es el caso que hoy nos preocupa.

El Arzobispado de Iruñea empezó muy tarde a cotizar por sus sacerdotes a la Seguridad Social y eso hace que la pensión «oficial» les quede reducida a 561 euros del SSO. Para atenuar esta situación, el Arzobispado paga a cada uno de sus jubilados un complemento de 245 euros. Pero, para ser merecedor de ese complemento, todo jubilado en buen estado de salud debe seguir al servicio de la Iglesia.

A nuestro compañero Pedro Leoz desde el mes de enero, en el que cumplió 79 años, y sin ningún aviso, le han quitado ese complemento de 245 euros, obligándole a vivir con los únicos ingresos de la jubilación de 561 euros del SSO

Según sus propias palabras, «he servido al Pueblo de Dios (definición de la Iglesia según el Concilio Vaticano II) durante 42 años, cinco en Caparroso, 37 como misionero diocesano en Latinoamérica. En las Javieradas suelen hablar orgullosamente de nuestros misioneros en el mundo. Y ahora tienen el valor de quitarme los 245 euros complementarios que la Archidiócesis da como prestaciones a nuestro servicio». «Salimos en 1960 un grupo de dos laicos y cinco sacerdotes a cumplir el primer proyecto misionero de la Diócesis de Iruñea. Hicimos un compromiso expreso de no traer un céntimo de nuestro trabajo. Queríamos borrar aquello de ir a hacer las Américas, que también se daba dentro en no pocos curas. Bien sabe Dios que lo cumplí felizmente como exigencia evangélica y testimonio de vivir la vida en el nivel de los hermanos a los que quería acompañar  portador de un mensaje: el amor fraterno y la lucha por la liberación de los oprimidos».

Al compañero desde el Arzobispado nada le han dicho; sencillamente se ha encontrado que en la cartilla sólo le ingresan los 561 euros, en vez de los 806 de los meses anteriores.

¿Por qué tan mezquinamente se han comportado? ¿Qué suponen 245 euros mensuales para una entidad tan rica en edificios, terrenos...? ¿Qué educación han recibido para robarle esa miseria, sin darle además ninguna notificación?

No encontramos otra razón que la pura venganza. Antes el obispo Sebastián, al haber llegado a ser cargo electo en una lista cercana a la contaminación, también le quitó ese complemento pero se retractó; hoy nuestro compañero por lo visto ha cometido un pecado mayor: ser presidente de una asociación que reivindica para el pueblo lo que es del pueblo, aunque la Iglesia lo esté haciendo suyo escriturándolo.

Ante esta situación, expresamos públicamente a Pedro nuestra solidaridad y admiración por el trabajo que ha hecho a lo largo de su vida.

Rechazamos, por mezquina y no acorde con el evangelio que predican, la injusticia con él cometida y exigimos que le paguen lo que le corresponde.

Y además reivindicamos para toda persona una pensión digna, sin ninguna atadura a la «empresa» a la que ha servido.

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