Los datos sobre el desempleo, revelados ayer, vuelven a golpear la realidad con más desesperanza que preocupación. En Hego Euskal Herria el número de parados asciende ya a 203.900 con una tasa del 15,48% en la CAV y un 14,95% en Nafarroa. En un año, solo en la CAV, 28.600 trabajadores se han quedado sin trabajo, 2.383 por mes. El futuro se anuncia en los foros económicos aún más desalentador, con un decrecimiento en el PIB y aumento del paro hasta algo más del 27% en el ámbito estatal. Con las elecciones del 21-O, en Euskal Herria se abrió una oportunidad de horizonte para cambiar o combatir esta realidad desde una opción soberanista y de izquierdas como EH Bildu.

A priori, parecía tener todos los ingredientes ideológicos para conseguirlo, sobre todo en una situación de crisis tan acuciante como la actual: exigencia de soberanía para decidir abandonar España y un proyecto de cambio social alternativo y posible. A posteriori, le ha faltado esa cosa tan necesaria para gobernar en democracia, llamada votos con v, lo que no emborrona el triunfo de los 21 escaños conseguidos. Pero el dato claro es que, en estos comicios, ganar, ha ganado el PNV, es decir, la derecha autonómica que promete gestionar pero no desea cambiar, porque igual que el PP y CIU, la defensa del neoliberalismo la lleva en su razón de ser.

¿Cuál es el porqué? Tener una respuesta es tan necesario como formular la pregunta. Tal vez sea que, como apuntaba Ramón Sola en su análisis del día 23, EH Bildu no ha encantado lo suficiente a quien lo está perdiendo todo y se refugia en la abstención, porque necesita más un mensaje claro de cambio social y político que la imagen de gestionar lo que todavía no ha cambiado.