La muerte de dos presos políticos vascos sometidos a los rigores de la dispersión y el aislamiento ha sacado a la luz lo mejor y lo peor de cada cual. En la prensa de ayer di de bruces con dos ejemplos de miseria moral (y pobreza intelectual) dignos de mención.

En la sección titulada “El periscopio” de “Expansión” se regodeaban del último disparate: «Un buen grupo de miembros de ETA, que se encuentran presos en cárceles por toda España, tenían ante sí una esperanza próxima: la libertad. Habían puesto en práctica buen número de trucos, incluidos falsos cursos en la Universidad, para lucrar beneficios penitenciarios, y estaban a punto de conseguirlo. Les iban a salir muy ‘baratos’ los asesinatos. Entre ellos, figuraban los más sanguinarios pistoleros, con decenas de muertes sobre su cabeza. Pero, mira por dónde, la sociedad se echó las manos a la cabeza. Y no era para menos. Los jueces lo han reconsiderado, y una nueva interpretación de la legalidad ha conducido a que se queden en sus celdas, sin salir». Miren cómo se ríen de su propia fechoría. Y se explaya el autor en los detalles del despropósito: «La solución ha sido que la rebaja de penas se aplique sobre el total de la pena. Los presos de ETA han visto cómo su puesta en libertad se ha aplazado doce, quince, diecisiete años. Y se han hundido. Hace unos días, un recluso se ahorcó. Ayer, otro fallecía de un ataque al corazón». Miseria moral.

Y en “La Razón” pretendían conjugar la mofa con la lectura política: «El fallecimiento de dos presos etarras en una semana, (...) ha soliviantado a la banda y su entorno, que protagonizaron diversos ataques a sedes de partidos y enfrentamientos con la Policía. La propia ETA difundió un breve comunicado acusando ‘al Gobierno del PSOE y a todos los partidos que colaboran con él’ del suicidio del preso Igor Angulo. La banda sostiene que ‘lo han matado’ y que ‘ha muerto por la política de dispersión y exterminio diseñada por políticos-carceleros’. Nadie debe sorprenderse, ni siquiera los que con más optimismo esperan una tregua, de que la banda terrorista eche mano de los muertos ante los cientos de presos etarras que no ven más futuro que el cumplimiento íntegro de sus penas. ETA necesita mártires, incluidos los suicidas y los enfermos, para mantener a raya a este colectivo, cada día más desafecto a la cúpula etarra». Se inventan historias fantásticas y terminan por ofrecer este patético espectáculo. Cada vez está más claro que hay que separarse de esta gente. - msoroa@gara.net