VILLAREAL 3
ALAVES 2
GASTEIZ
Un Villarreal superior con un gran Riquelme tuvo que recurrir a tres jugadas a balón parado para imponerse a un Alavés que volvió a desplomarse en la segunda mitad ante la calidad de su rival, sus propios errores de concentración y la, cuando menos discutible, dirección técnica de un banquilloque evidencia todas sus limitaciones en cada decisión que toma. Reconociendo la superioridad rival y la justicia del marcador, la sensación fue especialmente amarga ayer en Vila-real, ya que los momentos brillantes, se lograron dos goles fuera de casa, fueron dilapidados por errores completamente prescindibles y a los que habrá que poner fin cuanto antes. Comenzó bien el partido el equipo gasteiztarra, presionando muy arriba, lo que le permitía recuperar el balón en posiciones adelantadas, con el consiguiente peligro para un Villarreal que no lograba imponer el ritmo pausado que tan bien sabe marcar Riquelme.
Así, todo se puso muy de cara en el minuto 10, cuando Bodipo rompió la cintura de Javi Venta por banda izquierda hasta en tres ocasiones y puso un buen centro que Aloisi mandó al fondo de las redes con el pie en el segundo palo.
Sin embargo, el equipo gasteiztarra no digirió demasiado bien el tanto, ya que dio un paso atrás, redujo mucho su presión y, sin la aportación de los dos extremos, el doble pivote albiazul se vio incapaz de contrarrestar la superioridad numérica amarilla en el centro del campo y, con un claro dominio de la posesión, Riquelme comenzó a marcar el ritmo.
Poco a poco, el argentino comenzó a conectar con los dos puntas que se metían entre líneas y el tanto del empate no tardó en llegar, aunque lo hizo de una manera, cuando menos, extraña.
Yes que, el ya habitual error en la zaga llegó en el minuto 19, cuando Franco Costanzo erró clamorosamente en un saque de corner por parte de Riquelme desde la izquierda que se coló por encima de un Edu Alonso que dejó pasar el balón, después de que su portero argentino se lo pidiera.
Con un control casi absoluto de la posesión de balón, el Villarreal debió de verlo tan claro que adelantó mucho la línea de su defensa, algo que pagó, porque Diego Forlán está muy lejos de la efectividad que el año pasado le permitió obtener la bota de oro, efectividad que sí tuvo el Alavés.
El remedio y la enfermedad
Tras un par de buenas opciones del uruguayo se le anuló un gol por fuera de juego, Juanito robó una pelota en la medular y mandó un gran pase en profundidad gracias al que De Lucas se plantó solo delante de Viera y marcó el 1-2 en el segundo remate a puerta de los albiazules.El ciclo volvió a repetirse en los últimos minutos de la primera mitad, Forlán volvió a tener en sus botas el tanto del empate en un par de ocasiones y De Lucas tuvo, en otro contragolpe muy similar, la opción de aumentar la diferencia pero esta vez el catalán no acertó en la definición ante Viera.
Visto lo visto, Piterman trató de remediar la inferioridad en el centro del campo dando entrada a Lacen para retirar del césped a Nené y se puede decir que fue peor el remedio que la enfermedad.
Sin la amenaza del brasileño en su carril, Javi Venta se tomó unas libertades que no se podía permitir en la primera mitad y construyó una autopista por su carril, que se veía perfectamente complementado con la inteligencia de Riquelme, que supo moverse a la banda izquierda para zafarse de la marca de Astudillo.
Mientras los cambios de Piterman no dieron demasiado resultado, los de Pellegrini sí lo hicieron, aportando frescura y presencia en el área con la entrada del mexicano Franco, que intervino directamente en los dos goles del Villarreal en la segunda mitad. El ariete peinó completamente solo dentro del área un balón botado en uno de los múltiples corners botados por su equipo y Riquelme empató, también sin marca, en el segundo palo.
Piterman terminó de arreglarlo, con un segundo cambio en el que retiró a Bodipo, con lo que no sólo perdió a un jugador en gran forma tanto en ataque como en defensa, sino que menguó el de sus otros compañeros de vanguardia.
El Alavés trató de campear el chaparrón como pudo y confiaba en el aciago día ante la puerta contraria del voluntarioso Forlán, pero echaba en falta la capacidad de estirarse que tuvo en la primera mitad, hasta que se durmió en una falta lateral que Riquelme sacó en corto, y Franco cabeceó a la red el centro desde la derecha de Font otro recambio que culminó la remontada local.
