Pasar por la vida sin dejar más huella que el olor de los residuos orgánicos. Hay millones de seres vivos que solamente dan sombra, o escarban entre las virutas del bosque para dejar paso a las orugas que acaban convirtiéndose en alimentación primaria de un zorro que morirá atropellado en una curva por un cuatro por cuatro conducido por agente inmobiliario en su día de emociones fuertes. Otros llevan la trascendencia inoculada desde la cuna. Heredan fincas, linajes y patrias. Todo cambiable y cotizable. Algunos políticos acumulan medallas y verbigracias. No es una cuestión personal, es una cuestión moral. Llega el edad media digitalizada. Escuchen a la portavoz de Ibarretxe, a Pepiño Blanco, a Otegi, con el optimismo restringido, a la caverna. ¿Cómo se llama a esto? Silencio; que hable el viento.

Por eso ha vuelto a los noticiarios Pedro Piqueras. Porque es insignificante quién sea el transmisor, aquí y ahora, lo que vale es la fe, el dogma. Y si tu imagen se considera oportuna lo será simplemente con la misma escala de valores con la que se mide la inversión en el decorado. Lo malo de Piqueras es que ha hablado antes de sentarse delante de la cámara y ha dicho tantas obviedades, tantos tópicos, que se ha convertido en un animador sociocultural de los medios de comunicación. No tiene mala trayectoria, tiene cuajo, peso, pero no llega a una cadena desmembrada, sino cortocircuitada por la empresa, por los accionistas que consideran que la opción informativa debe estar enfocada hacia unos objetivos comerciales.

Vuelve también a Tele 5 José Ribagorda, después de haber estado en el telediario de cierre de la primera estatal, ahora llega para hacerse cargo de los fines de semana. Y los fines de semana, mientras no arranquen motos y coches, se tiene a los futbolistas y las políticos, porque de ahora a las próximas elecciones municipales vamos a estar constantemente en tormenta electoral. Una de las mejores invitaciones a pasar de “los partes” en fin de semana. Y en días de labor. Porque ahora que pienso, Piqueras lleva una semana saliendo por la noche, y yo ni me acordaba de él. Ligereza. Y si no fuese porque va antes de “Cámara Café”, ni enterarme. -