BILBO

Sus canciones a ritmo de soul, jazz y reggae se inspiran en los cantantes de los años 40 y 50. «En esa época eran casi todos negros en un país de racistas y ahí estaban ellos con ganas y fuerzas para hacer lo que mejor sabían hacer y dando clases magistrales a todos», señala. Begoña empezó con “La noche de la iguana”, haciendo r&b. «Era muy joven y para mí resultaba divertido ir a ensayar los viernes por la noche», recuerda. Profesionalmente comenzó con Malarians, una banda que salía de gira por toda Europa, y con la que entró por primera vez en un estudio de grabación. «He conocido artistas que admiraba y con los que después he trabajado, como es el caso de Laurel Aitken, Fermín Muguruza y Potato; y he colaborado con Ramiccia y Proyecto Secreto entre muchos otros. Ahora llevo desde el 2001 haciendo mis canciones, hago balance y creo que estos años han sido de aprendizaje, he trabajado mucho, he tenido suerte. Me siento afortunada».

Fermín Muguruza la llamó para que le acompañara cantando las canciones de “In-Komunikazioa”. «Fermín es un gran maestro, a mi me encantaba Kortatu, toda mi adolescencia la pase escuchando este grupo; ¡cuando me llamó para colaborar en el disco flipé! Es muy exigente, él ha sabido sacar cosas muy buenas de mí. Su aportación es muy importante».

Begoña se ha «vestido» musicalmente en su casa, junto a su familia, donde siempre se han escuchado músicas como el reggae, calipso, jazz o el soul. Ahora presenta su nuevo disco, “I’m thinking about you” «para bailar y pensar», grabado por Jalas del grupo Potato en Mekoleta (Araba). «Me gusta que el público disfrute con mis canciones, ello me lleva a sentir algo inexplicable, soy cantante porque es mi sueño desde niña. No es un capricho, he trabajado mucho para ser lo que soy. Me siento realizada con mi nuevo disco, madura profesionalmente... estoy bien, me siento serena». El amor y el desamor son constantes en sus canciones, como en “Falsas palabras”, en el que se refleja el maltrato doméstico. «Es una canción en la que la música es muy dulce y la letra muy directa. Nació de la indignación al leer las noticias. ¡Ya está bien! Parece que la vida no tiene ningún valor. La mujeres debemos decidir sobre nuestra vida».