JERUSALEN

La mayor parte de la propaganda destinada al electorado se concentra en los medios de comunicación (en Israel no son habituales los mítines), desde la prensa a la radio pública, pasando por tres canales de televisión, uno público y dos privados.

Estas elecciones están llamadas a marcar el futuro próximo del conflicto israelo-palestino, tras los importantes cambios registrados en los últimos meses, sobre todo la aplastante victoria de Hamas en los comicios legislativos palestinos del pasado 25 de enero.

Los principales protagonistas en liza son Kadima, del espacio político que en Israel llaman «centro», encabezado por Olmert; el Partido Laborista, socialdemócrata hoy en la oposición, con el ex sindicalista Amir Peretz; y el Likud, de la derecha, presidido por el ex primer ministro Benjamin Netanyahu.

También concurren los partidos de la extrema derecha más o menos religiosa, los de la minoría ortodoxa, los que tratarán de atraer a «los rusos» ­inmigrantes de la desaparecida Unión Soviética­, a los «judíos negros» de Etiopía, y uno que con el nombre de La Hoja Verde aboga por legalizar la marihuana. El espacio y el tiempo con que cuentan los partidos en los medios, así como la aportación estatal para sufragar los gastos de la campaña, están en relación directa con el número de representantes que hayan tenido en la anterior legislatura. Los primeros anuncios, en los que los grandes partidos llegan a invertir millones de dólares, lo que incluye la contratación de expertos extranjeros, fueron propagados ayer por la mañana por la radio pública. Por la noche lo hicieron los tres canales de televisión.

Las últimas elecciones se celebraron en el año 2003 y las ganó el Likud presidido entonces por Sharon, que obtuvo 40 escaños. Sharon dejó hace cuatro meses su partido y fundó Kadima para seguir con la imposición de su plan unilateral de «separación» de los palestinos.

El primer mensaje por radio le tocó ayer por sorteo emitirlo al laborismo, que puso énfasis en la promesa de aumentar al equivalente a 1.000 dólares el salario mínimo y en luchar «contra el terrorismo» si llega al Gobierno. El segundo en la lista fue Kadima, en el que conviven personalidades salidas del Likud y del laborismo, como Olmert y Simon Peres. El sucesor de Sharon prometió «un Estado judío democrático (sic) con mayoría judía», lo que significa que está decidido a llevar adelante la retirada parcial de Cisjordania que le permita a Israel anexionarse cerca de la mitad de dicho territorio ­según el trazado del Muro del Apartheid condenado por el Tribunal de La Haya y que Tel Aviv sigue construyendo­ y «una guerra sin cuartel contra el terrorismo».

«Duro contra Hamas» es el lema del Likud, al que los sondeos pronostican unos 15 a 16 escaños, con lo que va tercero después de Kadima y del Partido Laborista. Kadima podría obtener entre 37 y 40 escaños y el Partido Laborista entre 18 y 20, si se cumplen los sondeos.

Abu Mazen no se atreve a dejar libre al líder preso del FPLP
El presidente palestino afirmó ayer que podría estar preparado para liberar de la prisión a Ahmed Saadat, diputado y líder del FPLP preso en Jericó con custodia internacional, pero advirtió de que no se hará responsable de las posibles acciones de las fuerzas de Israel contra él. Saadat es, según la fuerza ocupante, el principal responsable del atentado que mató al ministro israelí Rehavam Zeevi hace cuatro años. -

No hay luz al final del túnel
Jose Angel ORIA

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Los israelíes van a elegir a sus próximos representantes pero nada anima a pensar que por ahí vaya a llegar ningún cambio de verdad. Kadima es el invento del agonizante Sharon y su sucesor tiene la lección bien aprendida. Hace dos meses, más de un analista hubiera apostado por una paulatina desaparición de dicha fuerza, con los ex miembros del Likud regresando a lo «malo conocido», y los ex laboristas otro tanto, una vez muerto su creador. Pero, lejos de eso, los sondeos se suceden sin que Kadima pierda sus cerca de 40 escaños, lo que le permitirá gobernar con quien quiera y llevar a cabo lo diseñado por el conocido como «carnicero de Sabra y Chatila»: una «separación» física de los palestinos (el Muro) que conlleve la evacuación de una pequeña parte de las colonias de Cisjordania de modo que Israel se anexione cerca de la mitad de dicho territorio. El internacionalmente condenado Muro será la frontera de hecho. El sucesor de Olmert se esforzaba en los actos electorales de ayer en explicar las grandes inversiones que se podrán acometer en Jerusalén, en el desierto meridional y en el norte de Israel con los miles de millones que se ahorrarán en las colonias judías de Cisjordania. Está vendiendo la moto a su pueblo, que parece darla por buena. Pero esa «salida» no es más que pan para hoy y hambre para mañana, porque dejará a millones de palestinos encerrados en enormes cárceles al aire libre, sin perspectiva de futuro alguna. Sólo será cuestión de tiempo que estalle la tercera, o la cuarta, o la quinta, Intifada y vuelvan los tiempos más terribles a Haifa o Tel Aviv. La «paz sin árabes» no es posible, aunque millones de israelíes apuesten hoy por ella. -