Raimundo Fitero
Clandestina
Debió existir un gala de los premios TP de oro que ha sido clandestina. Teóricamente es algo que votan los lectores de esa revista dedicada a la información de las programaciones televisivas, pero por un asunto de conflicto de intereses entre la empresa editora de la revista y Tele 5, que era quién debía emitirla, se ha realizado, pero clandestinamente. Es decir sin emitirse en directo. De una que nos hemos librado. En los premios se ve que hay tendencias en el voto y Tele 5 ha salido tocada.
La de los Oscar ha perdido audiencia. Allí, porque aquí nunca la tuvo, por mucho que se empeñen. Y argumentan de una manera sibilina: las películas nominadas, la mayoría producciones independientes, no habían alcanzado en taquilla grandes ingresos, por lo que en la lógica deductiva de los neoliberales, no podían concitar públicos masivos en la ceremonia de los premios. Bueno, bueno. Perdió un ocho por ciento de audiencia. No sé si es mucho o poco. Aquí acostumbra a ser clandestina, en cadena de pago y de madrugada. O sea, no sale ni en Sofres. Tampoco importa, vemos después en diferido lo más importante. Y con eso nos conformamos.
La que parece que pasa definitivamente a la clandestinidad es María Teresa Campos. Y familia. No ha remontado el vuelo, su programa de la mañana pierde audiencia de manera constante. Es como si su figura se hubiera mimetizado con los andares nocturnos de su hija y protegida. Su credibilidad se ha ido perdiendo conforme crecía la presencia de ella misma y su familia en otros espacios del cotilleo parecido a los que ella propiciaba. Su paso a Antena 3 se ha convertido en el salto sin red que le ha llevado a darse el costalazo. La que durante quinquenios dominó las mañanas televisivas, creó unas audiencias fieles, se va derrotada y sin un futuro seguro. Forrada. Eso también. No va a pasar apuros económicos, pero esto de la televisión es así de duro. Estás, vales. No estás, no vales. Por ejemplo, a Pepe Navarro, otro figurón de antaño, le salen problemas por todos los costados, amantes, acusadoras. Puede que quiera llamar la atención. Pero empieza a no ser rentable ser noticia de los programas del corazón o el salchichón. -
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