BILBO
Nueve partidos le han bastado a Aritz Aduriz para convertirse en el máximo goleador del equipo con cinco goles y demostrar lo acertado que ha sido su fichaje. Si bien se ha podido equivocar en otras decisiones deportivas, en este caso, la Junta que preside Lamikiz puede presumir de haber acertado con su compra.
La única pega sería el saber porqué no se fue a por él en verano y se esperó hasta el mercado navideño ya que la marcha de Ezquerro y la cesión de Arriaga hacían presumir que podían faltar jugadores para el ataque. Aunque los números de los demás componentes de la plantilla eran bastante asequibles, no se le puede quitar ningún mérito a un jugador que pese a que en la época de Heynckees llegó a jugar tres partidos en Primera es un debutante en la categoría.
En poco más de tres meses Aduriz se ha convertido en la principal referencia ofensiva del equipo y ha demostrado desde el primer día que su paso por Segunda le ha servido para aprender como luchar con los defensas rivales. Los números como goleador son francamente buenos, pero su aportación más destacada al equipo es el trabajo incansable que ofrece durante todo el partido.
Una lucha y agresividad que se echa en falta en muchos de los componentes del primer equipo. No se esconde y entra al choque con cualquier rival tenga mayor corpulencia o un nombre conocido. Esas cualidades las ha labrado en el año y medio que ha permanecido en Segunda y será fundamental que los jóvenes que están entrando en el primer equipo se fijen en él. No sólo para salir de esta situación, también les servirá para las próximas temporadas.
En los partidos que le restan al Athletic, el fútbol técnico va a brillar por su ausencia y que todos los jugadores se pongan el mono de trabajo como el delantero donostiarra será indispensable. No pueden arrugarse ante las adversidades, tendrán que dar todo lo que llevan dentro y, sobre todo, tirar de oficio para sacar los partidos adelante como sea.
El gran rendimiento que ha dado Aduriz debe hacer pensar a los dirigentes del Athletic que en Segunda hay jugadores vascos que pueden rendir en el conjunto rojiblanco Joseba Llorente en el Valladolid, Gorka De Carlos en el Lorca ... y que no les vendría nada mal a algunos jóvenes que actualmente militan en el primer equipo, pero apenas juegan, completar su formación fuera de Lezama. Fernando Llorente, por ejemplo, podría aprender muchas cosas peleando en la División de Plata.