«Creo que cada vez estoy más cerca de mi personaje»
Encontramos a Loquillo a punto de tomar un avión a Barcelona para reunirse con su familia. Poco después tenía previsto viajar a Ceuta para asistir a la proyección del documental «Mujeres en pie de guerra», de Susana Koska, cuya banda sonora firma. No le faltan proyectos y rebosa ilusión. El plan más inmediato, la presentación de su nuevo disco, «Hermanos de sangre». Afincado hoy en Euskal Herria, se echa a la carretera el viernes en Hernani, en el festival Sagarrondotik.
Loquillo y Trogloditas inician el viernes la gira de
presentación de «Hermanos de sangre» (Dro), un disco que recoge, en un formato
innovador y de elegante presentación, los conciertos que ofreció la banda en el
BEC y La Rulot, de Barcelona, el pasado otoño. En su particular crónica sobre el
multitudinario festival de Barakaldo, el Loco aseguraba encontrarse «en el punto
de partida después de 27 años».
¿Qué significa para Loquillo este directo dentro de su larga trayectoria?
Es la primera vez que hago un proyecto de esta envergadura, lanzando a un mercado tan terrible como éste un concepto distinto. Un proyecto de este calibre, que no se ha hecho nunca aquí, te exige jugar con la autogestión y la autoproducción; es la única manera de sacar al mercado este tipo de obras. Ha sido un trabajo de seis meses, aunando esfuerzos por todas partes. Yo quería este formato. Uno de los problemas que tenemos en este país es que la gente paga por un disco y la percepción que tiene es que el disco está a un nivel más bajo de lo que cuesta. Hay que procurar que lo que la gente gaste cunda y, sobre todo, que tenga un concepto artístico importante, que no sea de usar y tirar. Estamos en un momento en el que hay que marcar muy bien las fronteras entre lo que es la ‘música comercial’ y lo que son los creadores que trabajan de otra manera y con otra actitud.
Para la grabación de este trabajo se eligieron dos escenarios muy distintos. Hacer vibrar a diez mil personas en Barakaldo y tocar en casa, en un lugar más íntimo como es La Rulot, tiene que provocar sensaciones muy distintas.
El repertorio de Barakaldo era energía en estado puro.Para el concierto de Barcelona el repertorio era otro, se fundamentaba en los temas más comprometidos, de índole más política y con una actitud mucho más interior; tenía que tener una cercanía. Esas canciones en elBEC no hubieran tenido sentido. Era la primera vez que cantaba en directo siete de las canciones y para hacerlo nece- sitaba un ambiente adecuado. El concierto de Barcelona tenía esa carga emocional que en un escenario tan grande se hubiera perdido absolutamente.
¿En cuál de estos dos lugares se encontró más cómodo?
Mi escenario natural es el teatro. Cuando más he aprendido en el mundo de la música ha sido en dos giras de presentación de mis discos de poesía. Ese escenario ha sido fundamental para mí. El rock & roll es energía desatada, mientras que el teatro es contención. En el teatro aprendes a contener.Eso lo trasladas al rock & roll y compruebas que es mucho más efectivo contener que dar.
«Hermanos de sangre» sugiere un vínculo muy
fuerte. ¿A qué hace referencia el título? ‘‘Hermanos de sangre’’ es una canción que compuse durante la campaña de José María Mendiluce a la alcaldía de Madrid por Los Verdes. Una serie de artistas boicotearon de forma importante a José María. Estuve presente en aquel momento y me pareció insultante que hicieran aquello y que no respetaran el derecho a presentarse a las elecciones. Nunca pensé que iba a ser el título de un disco. En aquel momento fue mi manera de desahogarme, escribiendo una especie de alegato a favor de una persona que había hecho tanto en Yugoslavia y contra aquel ataque directo a la democracia. Después, me pareció que el título refleja muy bien esa cosa mágica que surge entre el público y los músicos cuando hay un concierto en directo, esa hermandad que ocurre entre ellos y nosotros. Para este proyecto se ha rodeado de Fito,
Gabriel Sopeña ySabino Méndez, con el que vuelve a compartir escenario 17 años
después. ¿Qué le aportan estas figuras?
Sabino fue parte importante del grupo hasta el año 89. Con Gabriel Sopeña he trabajado, a partir del año 90, varios proyectos al margen del grupo: los discos de poesía, una banda sonora, un disco de jazz. Para mí era importante tener a los dos compositores, cada uno en un espacio distinto, y un invitado, sólo uno, que es Fito. El por muchas razones pero, sobre todo, porque en un momento determinado de nuestra carrera Fito fue una persona que nos apoyó muchísimo. Nos une, más que una amistad, un respeto mutuo muy grande.
¿Y qué me dice de los actuales Trogloditas?
Está Simón Ramírez, el único superviviente de la primera banda; Guillermo Martín e Igor Pascual, que es la sangre joven; y Jaime Stinus, el mítico guitarrista donostiarra. Stinus nos acompañaba en el concierto de Barakaldo y finalmente se ha incluido en la banda. También por otra razón: Guillermo ha pasado por un cáncer de pulmón y ahora está recuperándose. Va a ser largo y duro, razón de más para que Jaime Stinus esté con nosotros.
¿Cómo se ha planteado la gira? Inicialmente iban a contar con tres guitarristas.
No va a poder ser. Tendremos que esperar. Mi política siempre ha sido hacer lo posible. No creo en los grandes cachés. Hay gente que cobra cachés elevadísimos. Nosotros siempre hemos estado con un caché asequible porque creemos que es importante tocar, dar calidad, ofrecer un buen espectáculo pero no arruinar a nadie ni tener el morro de cargarte las arcas del departamento de Cultura del lugar en el que puedas tocar. Esperamos poder ofrecer el mismo concierto del BEC en algunos lugares, siempre y cuando se nos den las facilidades para poder hacerlo.
Además, tienen previsto viajar a América y actuar en elEstado francés.
En total, haremos alrededor de 70 conciertos. A mí no me gusta hacer más.A partir del concierto número 60 tu cerebro empieza a tener disfunciones impresionantes... Y porque para mí hay una cosa fundamental: mi vida privada. Necesito tiempo y espacio. Estoy preparando un disco de poesía con Carlos Sopeña, estoy con la preproducción del nuevo documental de Susana Koska. Si me tiro a la carretera hasta morir, significa que no voy a poder dedicarme a esos otros proyectos. Tenemos una cifra de conciertos y sí, después, iremos a Argentina,Chile y Francia, tres países que el año pasado quedaron fuera de la gira por la enfermedad de Guillermo. Este año supongo que nos sacaremos la espina, con Guillermo, además.
Se escucharán algunos temas nuevos.
Nosotros estábamos a una semana de entrar a grabar un disco, teníamos ya repertorio y ocurrió una cosa que ocurre en muy pocas ocasiones: que una compañía de discos y los fans se pongan de acuerdo. Estábamos recibiendo muchas presiones de los fans para grabar un disco en directo, después de 17 años. Por otra parte, la compañía de discos nos daba la opción de hacerlo con un presupuesto importante. Lo que hicimos fue parar máquinas y centrarnos en el disco en directo pero, claro, estábamos trabajando en el nuevo disco y teníamos las canciones frescas. Por eso decidimos meternos con el directo pero incluyendo tres cortes del nuevo disco, como adelanto. Musicalmente, ¿hacia donde caminan Loquillo
y Trogloditas? Creo que cada vez estoy más cerca de mi personaje. Yo tengo unas fuentes muy claras de influencia. Algunos compañeros de profesión suelen decir que hay que mirar al sur. Yo, sin embargo, siempre miro al norte. Me gusta el pop irlandés porque es la cuna del country, me gusta el pop británico porque me gustan los Who, y me gusta la canción francesa o la cultura europea. Esos han sido siempre mis territorios. Así, el líder de un grupo de rock & roll está cada vez más cerca del compromiso o la manera de entender la creación que podían tener los cantautores franceses. Eso lo he desarrollado en un tiempo con Loquillo y Trogloditas haciendo rock & roll y con Gabriel Sopeña en los proyectos que tengo al margen. Esas dos facetas cada vez se acercan más. Los dos conciertos de este disco reflejan las dos caras de la misma persona. En el repertorio del disco no faltan
canciones míticas como «Cadillac solitario» o «Rock & Roll Star». ¿Siente
algún tipo de añoranza por otros momentos del rock? Uno debe recoger el repertorio con el que se encuentra a gusto en ese momento, sin concesiones. Yo canto las canciones que me creo. Sí que es cierto que a partir de los 35 o 40 años tus canciones son más reflexivas porque hay un paso del tiempo y una reacción frente a lo que has vivido o lo que has sentido. En este grupo cada época está muy marcada. No siento añoranza porque he vivido cada época de mi vida con mucha intensidad.Creo que es malo mirar atrás para seguir siendo de esa manera. En el pop español hay un problema grave: el miedo a crecer. Hay muchos compañeros de profesión que tienen esa extraña manía de querer tener 25 años cuando tienen 45. Uno tiene que hacer el rock adecuado a la edad que tiene. Uno tiene que saber envejecer o madurar, dependiendo de la edad, con el paso del tiempo y tiene que reflejarse en sus canciones. Se ha puesto de moda mirar a los
80. Está bien que una generación joven recupere una etapa
musical, de cine, de teatro de un momento determinado. Pero que se presente lo
más cutre de esa época para decirnos lo modernos que fuimos me parece un
fenómeno de cuarentones. Los 80 no fueron PedroAlmodóvar, Miguel Bosé y los
Mecano. Esa es la imagen que se quiere vender de los 80 cuando no forma parte en
absoluto de aquello. Hubo gente con mucho más talento que se quedó en el camino
quizás porque sus proyectos fueron muy arriesgados. -
«Si vamos hacia una sociedad que no opina, vamos directos hacia el desastre»
En 2004 publicaron «Arte y Ensayo», una
declaración a favor de la libertad creativa. ¿Echa en falta a los artistas
comprometidos y críticos?
Yo diría que estamos en el peor momento de los últimos 30 años. La gente tiene miedo a expresarse libremente. Se está llegando a un punto en el que el creador se autocensura y eso es muy duro. Eso demuestra la falta de madurez democrática en la que vivimos. Mi padre estuvo diez años en la cárcel. Su lucha de algo tuvo que servir. Veo signos muy preocupantes que ponen de manifiesto un enorme deseo de intervenir todo lo que tenga algo que decir en mundo de la cultura. Si vamos hacia una sociedad que no opina, vamos directos al desastre. Trae a la memoria la censura de «Los ojos
vendados», su denuncia de la tortura. No estamos mejor que entonces, así que nadie se arriesga a hacer cine político, teatro comprometido, canciones diciendo cosas. Todo el mundo se calla y ocurren cosas curiosas como que hoy se considere provocativo un grupo que dice en una letra que no le dejan entrar a una discoteca con zapatillas. A la gente le parece esto el colmo de la rebeldía juvenil. Ha sido especialmente crítico con la
política cultural en Cataluña. Me parece que la política cultural de la Generalitat es un error: divide, no une. Ahora bien, que yo diga eso no significa que esté en el otro lado. Simplemente soy una persona libre que opina. Los extremos en Cataluña se están haciendo cada vez más impor- tantes. Intentan que te posiciones y te encuentras en medio de un fuego cruzado. Echo en falta voces que se alcen en favor de la razón. Se está destruyendo la convivencia y estoy muy preocupado porque se están dando síntomas claros de enfrentamiento. Se está liando una gorda con el Estatut, cuando tendría que ser un proceso normal que se apruebe, vaya a un sitio, se negocie, se llegue a un acuerdo, la gente vote y ya está. Algo tan sencillo como la democracia resulta que es un problema. Y con respecto a Euskal Herria, ¿cuál es su
visión sobre el momento que se vive hoy? Me gustaría transmitir que hay un optimismo importante en el resto del Estado, a pesar de lo que digan ciertos medios de comunicación, a pesar de la intoxicación. Creo que es importante apoyar a los interlocutores. Es importante que no se sientan solos unos y otros. Yo viví muy de cerca el proceso en Irlanda del Norte. Es una cosa de tiempo, es una cosa que va a tardar pero que en algún momento tiene que empezar. Creo que es la última asignatura pendiente del Franquismo: ¿Qué es esto donde vivimos? Cuanto antes tengamos una noción de lo que debería ser, mejor. Yo soy republicano y federalista. Soy de los que piensan que los pueblos pueden decidir su futuro y que es algo que no se debe rechazar en ningún momento. - I.L.
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