DEPORTIVO LA CORUÑA 0
REAL SOCIEDAD 1

DONOSTIA

El vestuario se conjuró y esa unión se vio en el campo y no sólo en la forma de celebrar el gol y la victoria sin diferencias entre titulares y suplentes a la hora de sentir lo mismo. Esa unión es fundamental en el trabajo defensivo, el gran problema de la Real durante toda la temporada, y el de ayer fue quizás el partido en el que el rival tuvo menos ocasiones de gol.

En esa mejoría influyó la apuesta de Gonzalo Arkonada por la experiencia. El equipo agradeció la entrada en su entramado defensivo de jugadores con la tranquilidad y las horas de vuelo de Alberto, Labaka y Garitano para conseguir despedir el primer partido del año sin encajar gol y para conseguir un triunfo vital gracias al gol marcado en un corner.

La Real no jugó un gran partido. De hecho el primer tiempo fue malo. Pero sí hizo lo que debe hacer un equipo en su situación fuera de casa. Defendió su portería con más criterio que en anteriores encuentros. Apenas concedió ocasiones y esperó su oportunidad que llegó en una jugada a balón parado. Sólo con eso se gana un partido en Primera. Así se venció en Zaragoza y de una manera igual se logró la segunda victoria a domicilio una vuelta después en Riazor. Lo mejor fue la tranquilidad con la que la Real jugó con el marcador a favor todo el segundo tiempo, en el que apenas concedió dos ocasiones y ninguna de ellas claras.

El fútbol es así de sencillo. A todos los equipos, excepto al Barcelona, les cuesta llevar la iniciativa en el juego. El Deportivo es el más claro exponente de ello porque prefiere actuar fuera para jugar a la contra. La Real le hizo llevar el peso del partido durante los noventa minutos y quedaron en evidencia sus carencias. Acaparó la posesión de balón, 65% el Deportivo por el 35% de la Real, pero ese dominio en el juego no se tradujo en claras ocasiones.

Primer tiempo deportivista

La Real salió a defender primero la portería de Alberto y a partir de ahí esperar que los cuatro jugadores más adelantados crearan alguna oportunidad de gol. Eso provocaba que el equipo se rompiera en dos en algunos momentos, pero los seis de atrás mantuvieron bien el sitio y con ellos y lo que ayudaron los de arriba bastó para aguantar en un mal primer tiempo en el que los deportivistas fueron superiores y pudieron adelantarse en dos ocasiones de Diego Tristán, la segunda en una subida por la banda de Manuel Pablo que fue rematada por el sevillano fuera por poco, y en una falta lanzada por Sergio que despejó sin apuros Alberto López.

La Real apenas acertaba a la hora de mover el balón y todo el balance ofensivo se limitaba a un par de disparos de Nihat sin mayor peligro. Pero lo importante cuando se juega mal es mantener la portería a cero y no venirse abajo como ha hecho la Real en otros partidos. El equipo supo sufrir en esos momentos complicados y ahí es donde más se agradeció la experiencia de jugadores como Alberto y Garitano principalmente, que dieron tranquilidad a todos los que les rodean. Para el minuto 4 Labaka había visto una tarjeta amarilla en su vuelta al once y luego estuvo perfecto en todo el partido sabiendo jugar con esa amenaza.

Gaizka Garitano demostró ayer que tiene las condiciones ideales que recomendaron su fichaje. Un jugador líder, con mucha experiencia, tácticamente bueno, agresivo, que mantiene la concentración al 100% y que además es fuerte en el juego aéreo. Su presencia ayudó a que el equipo no sufriera en las jugadas de estrategia y su gol hizo bueno el trabajo del cuerpo técnico, que había advertido que el Deportivo tenía problemas al defender las acciones a balón parado en la zona en la que fue a rematar el servicio de Mark González.

Con el marcador a favor

Si en otros partidos el equipo se había atenazado con el marcador a favor, ayer sucedió justo lo contrario. Por una vez y ojalá el precedente tenga continuidad, el gol sirvió para tener la confianza y tranquilidad que la ventaja en el marcador debe dar siempre. A partir de ahí la Real jugó mejor, defendió sin mayores problemas a pesar de los cambios ofensivos de Caparrós y supo mantener mejor el balón en su poder y perder el tiempo como lo pierden todos los demás. Gari y Xabi Prieto consiguieron que todo el descuento se jugara en un corner del campo del Deportivo.