Angel ILLARRAMENDI | Compositor
«A partir del 97 he publicado unos 14 discos de música para el cine»
Nació en una familia donde la música ocupaba un lugar importante. Su madre tocaba el piano. Formó parte del coro infantil que dirigió Manolo Urbieta en Zarautz. Estudió con Francisco Escudero y es desde hace una veintena de años uno de los compositores más solicitados por los realizadores de cine. Acaba de publicar un CD doble que recoge una antología de su música para cine.
Llega con retraso a la cita en el hotel Urdanibia.
Tiene calculado el tiempo del trayecto de su casa a la cafetería del hotel:4
minutos a pie. «Me he encontrado en el camino con un conocido», se excusa. Lleva
un mes promocionando un CD doble que recoge un resumen de su trabajo para el
cine que se titula “Illarramendi. 1995-2005”. Nació en Zarautz en 1958 y vive en
Hondarribia, un cambio residencia que en su localidad entendieron como un crimen
de lesa patria. «Siempre que he intentado explicarles mis razones o no me han
querido escuchar o no me han entendido», dice. Tiene fama de gourmet y de
manitas en la cocina. «Me sale muy bien el bacalao al pil-pil. Lo preparo tantas
veces que si me saliera mal sería preocupante. También preparo a menudo los
chipirones en su tinta y el atún de diferentes maneras. Pero me fío mucho más de
mi mujer», dice.
Cuéntenos sus primeros pasos en la música.
Me inicié en la música con Manolo Urbieta en la época en que organizaba grandes festivales en el frontón Zinema. Pero fue una cosa que hemos bebido en casa. La madre tocaba el piano como afición. El padre es un melómano. Ycada vez que nos juntamos los hermanos las sobremesas se alargan y se estiran hasta que nos hartamos de cantar. De joven tocaba la guitarra e hice mis pinitos como cantautor. Grabé mi primer disco con 20 años, di algunos conciertos junto a Lupe y otros en solitario. Estudié piano con María Bárbara Aranguren, que había sido también la profesora de mi madre, y acabé estudiando armonía con Escudero. Para los 23 años ya estaba componiendo cosas para el teatro. Mi primera composición fue para “Arlequino, servidor de dos amos”, una obra que fue dirigida por Ferruchio Soleri, un director de teatro especializado en la Comedia del Arte. Para entonces yo estaba trabajando en Antzerti. Fue el primer encargo que tuve. Poco más tarde, se le encomendó a Luis Iturri el montaje de “Las troyanas”, la mayor producción de Antzerti, y éste me encargo la música. Yo quería hacer una obra para orquesta y tuvimos la suerte de que la OSE iniciara su andadura. Pudimos grabar con ellos la obra. A partir de ahí me llegaron algunos encargos más.
O sea que trabajó primero para el teatro y más tarde vino el cine.
La primera banda para el cine llegó en el 84 con “Tasio”, de Montxo Armendariz. Montxo había venido a Antzerti porque necesitaba algunos actores. Al parecer, estaban ensayando “Las troyanas”, le gustó la música y me estrené como compositor de música para el cine. Y tengo la sensación de que no he parado desde entonces. Volví a trabajar con Montxo Armendariz en “27 horas”. Llevo, por lo tanto, 22 años componiendo para el cine. Recuerdo los años, porque son los años que llevo casado.
¿Qué es lo que ha recogido en el cd doble que acaba de salir?
He trabajado en una treintena de películas. Pero llevaba una temporada sin publicar nada y ha sido la propia discográfica JMB/Caronte la que se puso en contacto conmigo. He hecho una selección de los trabajos que he realizado en la última década. La etapa 1995-2005 ha sido bastante buena para mí. Había publicado el primer disco, como hemos dicho, a mis 20 años, en el 78, el siguiente salió en el 96, un poema sinfónico que grabamos en Bratislava, y en el 97 publicamos el primer disco que recogía mis trabajos para el cine. A partir de ahí se dispararon las ediciones. A partir del 97 he publicado 14 discos de música para el cine. Este hace el número 17. He realizado una recopilación, atendiendo siempre a la variedad. El criterio es bastante subjetivo y estoy convencido que si hubiera hecho la selección dentro de un año saldría un disco completamente distinto.Supongo que se tratará de
fragmentos. Se trata de un disco doble que, por lo tanto, tiene una duración de 160 minutos, que dan para mucho. Aparecen también la película “Sin fin” y “Luna de Avellaneda”, que se habían publicado en Argentina, pero que no se conocían aquí. Hemos incluido también una overtura de una ópera de cámara, que se tituló “Zapatos de mujer”, que no es evidentemente música para el cine pero sí música para la escena y pensamos que tenía cabida en el disco. ¿Cómo es la mecánica de la composición de
una banda sonora ? El guión te da una idea aproximada de la aventura en que te metes, pero difícilmente te da una idea cabal de la atmósfera de la película. Para ello, se necesita ver una primera copia. Una vez que te metes en esa atmósfera, estás como en otro como planeta y es mucho más fácil moverte. La música se convierte así en una especie de respiración para la película. ¿Se podría decir que hay un grupo vasco de
músicos que trabajan para el cine? En Euskal Herria hay mucha energía para lo bueno y para lo malo. En la música para el cine coincidimos Alberto Iglesias, Bingen Mendizabal y algunos más. Tenemos relaciones de amistad, pero no hay nada más. ¿Cómo compagina la música para el cine con
otros géneros? Me gusta compaginar los géneros. Estoy terminando mi séptima sinfonía. Tengo también una sinfonía para clarinete, piano y viola y orquesta y un ópera de cámara. Excepto temporadas cortas en que me centro en el cine, siempre estoy componiendo música para concierto. -
|
