GASTEIZ
El consejero de Interior, Javier Balza, justificó ayer la actuación de la Ertzaintza en la manifestación del 3 de marzo y en los actos de despedida a Igor Angulo y Roberto Sainz sin ni siquiera respetar la presunción de inocencia de éste último y, después, pasó al ataque.
La parlamentaria de Aralar, Aintzane Ezenarro, habían planteado sendas preguntas al consejero tanto por lo ocurrido en Gasteiz como lo acontecido en Santurtzi y Portugalete, considerando que la actuación de la Policía autonómica no había sido proporcionada y que había contribuido a generar tensión.
En lo relativo a los actos de Santurtzi y Portugalete, Javier Balza negó la mayor. Aseguró que no se prohibieron los actos de despedida de Igor Angulo y Roberto Sainz, sino «los actos de homenaje a dos miembros de ETA fallecidos, así como las movilizaciones convocadas por la propia organización terrorista». Balza apuntó que los actos de despedida en los cementerios pudieron llevarse a cabo.
El consejero de Interior no mencionó en qué condiciones, ni con qué restricciones impuestas por la Ertzaintza, ni con qué vejaciones sufridas por familiares y allegados. Tampoco mencionó datos como que un agente se pusiera a orinar a tres metros del tanatorio.
Lo que sí aseguró Javier Balza es que su departamento «prohibió, y lo seguirá haciendo, exaltar a miembros de una organización terrorista en un acto público». Y añadió que «no lo hacemos sólo por convencimiento legal que nos impone el Código Penal, también lo hacemos por convencimiento de respeto a la gran mayoría de la sociedad vasca».
En cuanto a la carga contra la manifestación del 3 de marzo, Balza quiso inicialmente des- viar la atención a que no se puede equiparar la actuación de la Ertzaintza con la que realizó en su día la Policía española, y consideró «una injusticia absoluta» que «el principal detenido» en aquella manifestación hiciera una comparación de ese tipo.
Después, consideró que la carga fue «adecuada, proporcionada y justificada por la resistencia que se produjo en ese momento», y añadió que «afectó exclusivamente a las personas que incidieron en esa resistencia, porque la manifestación, como todos los años, acabó su recorrido sin ningún problema».
Balza concluyó afirmando que «la reflexión principal que hay que hacer aquí es que la ciudadanía de Gasteiz tiene derecho a exigir a las instituciones, y por supuesto a la Ertzaintza, que puedan realizarse ho- menajes a los obreros asesinados por la policía del postfranquismo, sin tener que compartir obligatoriamente su espacio con los homenajes a dos miembros de ETA que se les impone por parte de la organización de la manifestación».
La declaración del consejero de Interior causó hondo malestar en parlamentarios de su propio grupo y de otros del gobierno. Ezker Abertzalea insistió en pedir su dimisión.