ROMA
«La democracia está en peligro»; «Los capitales huyen» de Italia; «La izquierda fomenta la violencia»: Silvio Berlusconi, perdedor en todos los sondeos, ha optado por subir el tono y prodigarse en exabruptos a dos semanas de las elecciones.
La última encuesta, publicada ayer por el diario “La Repubblica”, otorga a la coalición opositora de centro-izquierda una ventaja de cinco puntos en las elecciones a las dos cámaras. El rotativo, próximo a la oposición, reconoce un 30% de indecisos.
Hasta el instituto Euromedia, pro gubernamental, augura una ventaja, bien que de tan solo un punto, a la coalición La Unión, de Romano Prodi, sobre la Casa de las Libertades de Berlusconi.
El jefe del Gobierno italiano sigue mostrándose convencido de su victoria y, en el transcurso de la cumbre de la UE en Bruselas, insistió en que «estamos empatados con el electorado de izquierda, que es más disciplinado. Faltan los indecisos y, si votan, votarán por nosotros», añadió.
Las legislativas, en las que los votantes votan a listas de partidos, se han convertido en un plebiscito sobre la figura de Berlusconi. El lo sabe y ha protagonizado la campaña, arrinconando a un lado a todos sus aliados.
En espera del próximo cara a cara con Prodi en el que, a pesar de actuar como si él fuera la oposición no pudo con su rival el 3 de abril, Berlusconi ha afilado su lengua. No dudó el sábado pasado en enfrentarse a la dirección de Confindustria con unas declaraciones incendiarias sobre el presunto apoyo de la clase empresarial a la izquierda.
Su estrategia le ha valido duras críticas, no sólo de parte de la oposición, que le acusa de practicar la «estrategia del miedo».
El presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, mostró su preocupación e invitó a los dos bandos a «moderar el tono de la campaña».