Raimundo Fitero
Un plató
Lo único que está quedando muy claro en estos días es que de momento somos un plató televisivo. Y el paisanaje es utilizado de figuración, algunos con frase. Después vendrá lo de nación, lo de Estado independiente, etcétera. Se empieza por tener presencia mediática y se acabó montando un bar de copas. O un estado asociado. Todos los medios de comunicación estatales, e incluso de otros lugares del extranjero, han decidido desplazar a sus corresponsales, a sus equipos de grabación, a sus figuras de los servicios informativos para que el mundo descubra que existe Euskadi. Les falta asociarla a Euskal Herria en su conjunto, pero como tenemos muy buenos forillos para las retransmisiones, de piedra o de titanio, los noticiarios, los reporteros y algunos espontáneos han decidido venir a visitarnos para saber qué sucede cuando amanece, que no es poco, con una esperanza colgada en el alfeizar.Si hemos entrado en una nueva fase de la historia contemporánea lo tendremos que detectar en unos días en las parrillas de las cadenas de televisión. Hasta en la selección de las películas que emitan se verá la postura oficial del accionariado o de partido que detecta el dominio temporal del ente correspondiente. Por cierto, ha muerto uno de esos personajes excesivos, uno de esos vascos que cruzaron la vida entre pasiones y depresiones, Eloy de la Iglesia, un director de cine del que ahora su filmografía hablará mucho mejor que sus memorialistas, pero al que debimos amar por ser un protagonista de su propia vida, un individuo que se abrasó las venas con el veneno de la experiencia del caballo desbocado. Su obra y su vida se funden en un documento no moralista. Hoy debemos ajustar los relojes, pero no solamente al horario de invierno, sino al horario de la historia que estamos viviendo. Calma, paciencia y a barajar. Ni euforias repentinas, ni depresiones fugaces. Nos queda el compromiso con nuestro destino, el forjar entre todos el porvenir. Todo es posible. Hasta que TVE acierte con alguna de sus series nuevas. O que EITB se libere. Sobrevivimos con “Camera café”, cada día mejor, en la que encontramos tantos amigos vascos. -
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