TBILISSI
La Policía georgiana entró a sangre y fuego en una cárcel en Tbilissi dejando un saldo de siete prisioneros muertos y 22 heridos.
El Gobierno de Georgia justificó el asalto asegurando que se trató de un motín en el marco de un intento de fuga masivo, intento que formaría parte de un «complot de desestabilización a gran escala» en el país.
Familiares de prisioneros se agolparon en el exterior de la cárcel, totalmente destruída por el asalto, y mostraron su indignación.
Grupos de derechos humanos denunciaron el «uso excesivo de la fuerza». La oposición hizo suya la denuncia y exigió una investigación parlamentaria.
El presidente georgiano, Mijail Saakashvili, defendió la intervención policial advirtiendo de que «si la fuga de anoche hubiera triunfado, 4.000 criminales peligrosos y desesperados habrían salido a la calle».