IRUÑEA

Este elenco fue valorado positivamente por Herold, quien dijo que «es una oportunidad insólita formar un grupo de personas con tantas ganas de hacer una obra tan difícil, pero que nos premia con tantas cosas», ya que «es un comedia extraordinaria», cuyo lenguaje y personajes «inmediatamente reconocibles» hacen olvidar que se estrenó en 1668. Así, cuando vemos esta obra «no nos reímos del avaro, de las amantes o de la celestina» que en ella aparecen, «sino de nosotros mismos, que nos reconocemos en estos personajes», dijo el director, quien señaló que al acercamiento al público de este montaje contribuirá con seguridad la traducción del francés elegida, más moderna.

«Es una comedia en toda regla, con escenas que son pura farsa, con momentos de delirio, de risa y de carcajada. Precisamente por eso es tan clásico», añadió Harold. El vestuario, de época aunque no exactamente enmarcado en 1668, y la música y coreografías que rompen las escenas, son otras partes destacadas del montaje, para el que el director ha escogido música de la época, ya que el guión original no especifica las partituras y hay un número de Aurora Moneo que «sólo con ese baile se justifica el pago de la entrada», dijo Harold con humor.

Por su parte, el actor José María Asín, reconoció que el de Harpagón es «uno de los papeles referenciales para un actor», como Moliére «es también uno de los autores referenciales para mí junto a Darío Fo», ya que ambos «hablan de lo mismo, del hombre de teatro. Moliére conocía el teatro y conocía la naturaleza humana de una manera portentosa. Eso le hace sublime y hace que trascienda los siglos».

Tras asegurar estar «muy ilusionado» con este proyecto, Asín insistió en que «Harpagón es un bombón, y todavía mucho más apetitoso por trabajar con Alexander y con una escenografía como la de Carlos Montesinos». Este describió su trabajo como «una escenografía corpórea, de corte bastante clásico, en la que hemos tratado de darle un sentido al espacio» y recoger la idea del personaje del avaro, dando a su casa un aspecto ostentoso en la fachada y miserable en su interior.

Ana Zabalegui, por su parte, valoró de forma especial la labor de Montesinos, porque la posterior gira por al menos 13 casas de cultura con escenarios de diferentes tamaños, «obliga a un esfuerzo y a sacrificar muchas veces determinados efectos». Por ello, se ha optado por una escenografía flexible y modular. El montaje ha sido apoyado por el servicio de Acción Cultural del Gobierno de Nafarroa.