El cierre de la Sala Amárica, espacio dedicado al arte contemporáneo, fue una de las primeras causas que propició la creación de la Plataforma Amárica (PLAM) hace cuatro años. El colectivo, formado por ciudadanos y artistas que veían su ámbito de actuación cada vez más limitado, comenzó a trabajar en la búsqueda de la proximidad entre los agentes culturales para impulsar el conocimiento del arte y la cultura. La PLAM pronto se convirtió en un observatorio crítico
de la actualidad artística y de las políticas culturales, un vacío que venía
siendo capitaneado por las instituciones, desde las que la opinión y
participación ciudadana era relegada a la nada. Durante este tiempo, la
Plataforma Amárica ha sido el altavoz de denuncia de la situación que vive la
cultura y la falta de criterios de los responsables políticos a la hora de
gestionarlo.
Bloqueo de voluntad
Desde 2002, la labor de la Plataforma ha levantado ampollas entre los diversos agentes culturales. Ha apostado por el diálogo y la comunicación para llegar a un consenso que habilite líneas de actuación participativas y que solventen la actual situación obsoleta que padece la política cultural de la ciudad, pero desde la PLAM reconocen que durante su andadura la tónica general ha sido «la falta de interlocutores políticos».
Con la intención de ahondar en el debate, el colectivo convocó hace un año unas mesas de trabajo con la UPV-EHU, la Caja Vital, la Diputación Foral de Araba y el Ayuntamiento de Gasteiz. Las conclusiones se recogen en un informe que la propia plataforma califica como «crítico».
Miembros de algunas de las instituciones que estuvieron presente en esos debates han querido opinar para GARA sobre las conclusiones extraídas en el informe; otros, sin embargo, han preferido guardar silencio. La primera mesa de trabajo que tuvo lugar fue la de la Diputación Foral de Araba, en la que tomaron parte, entre otros, el Diputado de Cultura, Federico Verástegui; el director de Artium, Javier González de Durana, e Ignacio Gonzalo Bilbao, director general de Cultura de la Diputación.
De esta reunión, la Plataforma Amárica resalta en su dossier la falta de coordinación entre Artium y la Diputación y sus contradicciones, ya que «la Diputación cree que Artium es un instrumento para desarrollar su política en materia de cultura, mientras que el director de Artium, nada más sentarse en la mesa, remarcó que el museo no forma parte parte de la institución foral: «Se trata de un museo privado gestionado por un patronato», afirmó.
En consecuencia, la Plataforma Amárica incide en que la relación entre ambas instituciones «deja preocupantes vacíos en el panorama de la promoción del arte joven o de propuestas de carácter divergente o críticas». También tacha de «pasiva» la actitud de la institución foral, ya que el mero hecho de decir que «las puertas están abiertas es algo vago que no significa nada», señalan.
En cuanto a la exposición de actividades y programación cultural que realizó el Ayuntamiento de Gasteiz, llaman la atención los datos estadísticos con los que la concejal Encina Serrano quiso remarcar que la cultura no es una prioridad para el ciudadano. Desde el punto de vista de la Plataforma, «es triste que se ponga como excusa la falta de preparación del ciudadano para justificar programas culturales de escaso interés». También advierten de la falta de formación de los responsables políticos para desempeñar programas culturales y de que no cuentan con la ciudadanía a la hora de diseñar proyectos culturales. Tanto Araceli de la Horra, directora del Centro Cultural Montehermoso, como Enrike Ruiz de Gordoa, Director de Cultura del Ayuntamiento, coinciden en catalogar las conclusiones de la PLAM de «excesivamente generalistas, pero con el valor de las reflexiones de personas vinculadas al arte y que pueden ayudar a mejorar nuestra gestión diaria de la cultura».
¿Y ahora quE?
Amaia Ibarraran, Directora de Proyección Cultural de la Universidad de País Vasco, participó en la tercera mesa de trabajo. «Creo que la crítica que hace la PLAM es constructiva porque promueven el diálogo entre instituciones y este tipo de iniciativas, y recuerdan que hay que reflexionar y avanzar», manifiesta al respecto.
La última de las reuniones que pretendía mantener la Plataforma con Caja Vital Kutxa vino marcada desde el inicio por la denegación de la invitación por parte de la entidad aduciendo que «somos una entidad privada, luego no tenemos responsabilidad pública». Por ello, la PLAM propuso como eje del debate el carácter público o no de las cajas de ahorros. Aún así, la Vital argumentó la falta de responsables para acudir a la reunión, dejando patente el interés que suscitan este tipo de debates.
Estas mesas de trabajo marcan un adiós. Con este análisis, la Plataforma Amárica decide disolverse. Es un punto y seguido, ya que es posible que surjan nuevas estructuras. Algo sin duda, muy necesario.
GASTEIZ