Raimundo Fitero
Cálculos
Silvio Berlusconi controla un porcentaje amplio del espectro audiovisual italiano. Tres cadenas privadas, las públicas y algunas más que se apuntan al supuesto ganador. Pero pierden las elecciones. Por poco. Analicemos. Si no tuviera ese poderío de penetración social, seguramente la derrota hubiera sido mucho más amplia. O nos ponemos al otro lado; pese a tener ese poderío y supuesto control, ha perdido. Hay esperanza.
Recuerdo que en el reportaje sobre las elecciones italianas emitido por “Informe Semanal” el sábado anterior me sorprendió que se dijera de manera muy explícita que los del “Olivo”, es decir, los partidos que arropaban al candidato sin partido, Romano Prodi, habían elegido una campaña sin apenas presencia televisiva. Lo hacían, precisamente, para diferenciarse del “Caimán”. Ahora mismo no sé exactamente en qué porcentaje de renuncia se plantearon esa campaña, si se trata de un enunciado meramente retórico y se han ocupado los espacios gratuitos y no gratuitos necesarios y simplemente han delimitado la presencia desde una perspectiva más positiva, sin entrar en el circo mediático o, si se trata de una evidencia: la televisión no es tan poderosa como nos hacen creer interesadamente quienes las controlan.
Llevo muchos años mirando de reojo al electrodoméstico esencial, he visto ganar y perder elecciones controlando los medios de comunicación públicos y algunos privados. Recuerdo ahora mismo, por ser el último que ha sucedido, a Mariano Rajoy, es decir a Aznar perder unas elecciones con Urdaci y Antena 3, muchas radios y casi toda la prensa estatal en su nómina. Mayor Oreja es un cadáver catódico y mediático que gastó mucho dinero público para hacerse una imagen competitiva. Ibarretxe gana siempre por lo pelos pese a controlar medios públicos y establecer servidumbres vergonzantes, en circunstancias no democráticas para un sector de votantes y aspirantes. Hay esperanza. Los cálculos electorales se deben hacer pensando en la inteligencia del sujeto de las mismas, el electorado y no en el sentimentalismo. Y más hoy, donde todo se pretende confundir interesadamente. Los JJ están muy nerviosos. ¿Han hecho cálculos? Claro, es lo único que hacen. -
|