IRUÑEA

Los rojillos reciben a un Málaga prácticamente desahuciado sin saber a qué carta quedarse, ni en lo propio, ni en lo ajeno. En lo que respecta al propio cuadro navarro, porque el 0­4 de su anterior encuentro en Iruñea o incluso el 1­6 de la pasada temporada a manos de los andaluces invitan a echar mano de la prudencia, frente a la euforia que puede despertar el hecho ­tan cierto como los anteriores­ de que Osasuna puede recuperar hoy mismo la segunda plaza.

El rival también es toda una incógnita. En su actual situación puede pincharse como un globo a la más mínima adversidad, puede llegar convertido en un manojo de nervios y presionado a más no poder. O bien puede haber bajado los brazos y ser incapaz de encontrar la más mínima motivación, para beneficio de Osasuna. O, ¿por qué no?, puede seguir el camino de su filial en la categoría de plata que, viéndose descendido, perdió toda presión y enlazó una racha que, aunque le mantiene en puestos de descenso, le ha convertido en un rival de lo más peligroso.

Afortunadamente, Javier Aguirre y sus hombres son conscientes de que puede tratarse de «un partido trampa», con lo que no será fácil pillarles de sorpresa. Además, el técnico recuerda que los andaluces «pueden salvarse matemáticamente todavía y mientras exista esa posibilidad, se jugarán la vida. Van a jugarse sus últimas oportunidades, así que espero a un equipo audaz y arriesgado; no me lo imagino de otra manera, porque a estas alturas un punto no sé si nos sirve a ninguno», reconoció.

Y eso que, en su situación, el mexicano considera que «en esta tesitura, no perder es bueno, incluso en casa».

Con todo, el entrenador rojillo tiene muy claro que Osasuna saldrá «a por todas». Y mirando a otros campos con el rabillo del ojo. «Dependemos de nosotros mismos, pero estoy pendiente de otros resultados ­reconoció­. Pero si esperamos que nos ayuden los rivales, mal andamos. Tenemos que salir a por todas; si los rivales suman mala suerte, pero nuestra obligación es sumar mañana».