Ana Urkiza publica con Ttarttalo «Deseos de hielo»
Ttarttalo presentó ayer «Deseos de hielo», la traducción al castellano que Bego Montorio ha realizado de la exitosa colección de cuentos de Ana Urkiza publicada originalmente en euskara con el título «Desira izoztuak». Son doce relatos en los que la escritora de Ondarroa indaga sobre los deseos, tanto sobre los ocultos como sobre los patentes.
DONOSTIA
“Deseos de hielo” tiene su origen en el cuento de Aladino o, más exactamente, en una noche en la que Urkiza se lo contó a su hija mayor. «Cuando apareció el genio indicó ayer la autora, no sé si le habló a ella, pero a mí me habló, y me pregun- tó qué es lo que yo deseaba. Me sentí totalmente perdida, pillada, como si me hubieran descubierto robando o mintiendo. No era capaz de formular un deseo, no sabía lo que deseaba».
La sensación llevó a Urkiza a indagar, a través de la literatura, sobre los deseos, tanto sobre los «universalmente reconocidos», como el destino, el tiempo, la tentación, el sexo o el amor, como sobre otros «considerados tabúes», como el olvido, la venganza, la impotencia, la muerte, la soledad o el vacío.
El resultado fue “Desio izoztuak” (Elkar, 2000), libro con el que Urkiza se estrenó, con notable éxito, en el panorama literario en lengua vasca.
El reencuentro con esta obra seis años después, ahora en castellano, ha deparado a la autora que a lo largo de este tiempo ha desarrollado una notable producción gratas sorpresas. «La primera es que siento que he crecido, no tanto como escritora, que también, sino como persona declaró. La segunda, que me he encontrado con ideas y sentimientos que he ido abordando en otros libros». Es el caso del pecado, al que dedicó otra colección de cuentos, “Bekatuak” (Elkar, 2005). Idoia Arozena, de Ttarttalo, destacó que “Deseos de hielo”, por su tamaño cien páginas, se puede leer de un tirón. «Pero añadió, el lector pronto se dará cuenta de que requiere más que una digestión rápida. Detrás de las pinceladas ágiles y elegantes de Urkiza, se perfila una mirada profunda y sagaz que desnuda los deseos que todos escondemos».
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