Me han aconsejado montarme un chalé con piscina inmensa y decorar con un cuadro de Kandinsky el baño; me recuerdan que es importante poner personajes disecados estilo pasado “Banyoles y el Bosquimano”, o restos indígenas tipo Sheridan.
Reconozco que no le haría ascos a un edificio tan personalizado en pleno Urdaibai, para mi gusto en Izaro, como los antiguos Franciscanos que allí edificaron y que de muestra quedan restos entre tamarindos plantados por algunas lumbreras de la Diputación, que posteriormente colaboraron a su aspecto desértico actual y a que perdiera parte de su flora autóctona. Pero seguro que la ley de costas o la de la defensa del alga verde onanista abortarían los deseos de tanta grandeza por mi parte. ¿Pero, quién no sueña con cosas de ricos y riquezas?
Lo sucedido en el país vecino y concretamente en Marbella es la punta del iceberg de una prácticas bastante habituales por quienes implantan leyes y costumbres y lo incumplen, parásitos acumuladores de las riquezas a cuenta de lo ajeno.
Son corrupciones y actos delictivos que se repiten aquí y allí, pero mientras los ricos nos hablan de obligaciones a los menos ricos, sus actos no sólo son difíciles de denunciar sino incluso menos castigados que el robo de una gallina por el que hubo quien debía cumplir una condena de 13 años.
Pero podemos observar semejantes conductas cerca; hay leyes que nos recuerdan a los aborígenes del Urdaibai que las plantaciones autóctonas son necesarias, y las entidades o instituciones públicas plantan eucaliptos y pinos en «sus» tierras. Qué decir de los riachuelos contaminados y canalizados con cemento, que provocan riadas tan frecuentes, o de esa construcción tipo chalet vasco, que ya la quisieran muchos para rehabilitar sus viviendas, o de esa nuevas viviendas que pretenden educar a los salvajes riachuelos en sus travesías. Podríamos añadir los vertidos de todo tipo, que a mi entender conllevan que los pocos animales que vivimos aquí tengamos ciertos problemas de salud y podamos ser mutantes futuros.
Por citar, podríamos hablar del abandono en el tema de recuperación de zonas, canteras maravillosas y nada romanas, lodos y fangos envenenados y puertos con matices aceitosos permanentes. Es mi Urdaibai querido, que pocos quieren ver y quién sabe si será la base de una nueva vida mutante.
Al fin y al cabo sólo deseo que los corruptos y corruptores me permitan hacer lo mismo que ellos. ¿Verá mi Kandinsky el baño de mi casa en Izaro? -