Xabier Arrue - En nombre del Comité Ejecutivo de EAE-ANV
Firma del protocolo del TAV
El día 24 se va a dar en Madrid, con la firma del convenio entre los gobiernos central y vascongado, un nuevo paso en la sucesión de negativas a dialogar sobre el polémico proyecto de la Y (TAV), que ya desde su inicio en 1990 recibió importantes rechazos de la sociedad vasca.
A pesar de las múltiples alegaciones y llamadas al diálogo y a la cordura a los partidos PNV, PSOE, PP e incluso EA, a lo largo de todos estos años se mantiene el principio de imposición del proyecto por encima de todos los razonamientos. Esos argumentos se recogen en el reciente trabajo “El transporte en Euskal Herria”, de la Red por un Tren Social, integrada por veinte organizaciones sociales, sindicales y políticas de cara a impulsar un modelo razonado y razonable de transporte. Pretende, además, detener la serie de proyectos que sólo van buscando el negocio para los cons- tructores, principalmente los cercanos al PNV y PSOE que se van a repartir el «chollo» (al final seguro que saldría, de construirse el TAV en Euskal Herria, cuatro o cinco veces más que lo presupuestado, según ejemplos anteriores). Y es que, un proyecto que sólo beneficia a un 1% de la sociedad, utiliza el dinero de todos los contribuyentes, ya que, sea vía Cupo o no, en definitiva todo sale de los presupuestos, y éstos, de los impuestos que paga la población.
Hasta ahora han vendido su proyecto utilizando datos incompletos, y ahora mienten directamente, aportando datos falsos, es decir mal calculados adrede. Dicen que van a reducir 22.500 vehículos de circulación por carretera, por ejemplo, y que con ello, se ahorran emisiones de gases. Esto, teniendo en cuenta la alocada construcción de nuevas infraestructuras de carreteras y autopistas, es absolutamente falso, ya que el TAV no puede llevar mercancías pesadas ni peligrosas, que son la gran mayoría de los transportes, sin contar los desplazamientos intercomarcales e intracomarcales, que no pueden ir tampoco en el TAV por ser éste sólo entre las tres ciudades, cuatro con Iruñea. La puesta en marcha del TAV no absorbería ni siquiera el aumento producido en un año en los transportes por carretera, lo que mantendría vigente el problema del transporte, y agravado, al no disponer de presupuesto para dedicar a otros proyectos menores.
Otra mentira es cuando dicen que la implantación de la red supondrá un ahorro global en tiempo para los viajeros. Hay que tener en cuenta que no todos los viajeros residen en Abando, por ejemplo, con lo que cualquiera que vaya a viajar en el TAV desde otro punto de Bizkaia tendrá que ir a Abando por otros medios de transporte. ¿A cuántos les representará un ahorro de tiempo el viaje, a un uno por mil del total de los viajeros que circulan por tren o carretera? (¿o avión cuando exista en alguna década conexión con Madrid o París?).
Oponerse al TAV es una cuestión simplemente de sentido común, el cual les falta a los políticos que juegan a serlo. No nos oponemos al progreso, siempre que éste sea razonado y empiece por solucionar los problemas que existen actualmente en las redes ferro- viarias, y no construyendo proyectos faraónicos para llenar los bolsillos propios de los partidos. -
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