IRUÑEA
Las palabras del jueves de Miguel Sanz, anunciando a bombo y platillo la existencia de un pacto entre el Gobierno Zapatero y ETA para constituir un órgano «que gestionará los asuntos de Navarra de manera consorciada con la CAV», han logrado poner de acuerdo al resto de formaciones en sus críticas al presidente navarro. Las primeras réplicas ya tuvieron lugar ese mismo día, con sendos comunicados y declaraciones de PSN, Batasuna, IUN, EA y PNV. La oleada de críticas se repitió ayer. Pero Miguel Sanz, con su socio Juan Cruz Alli (CDN) como escudero, volvió a salir a la palestra en una comparecencia de urgencia para mantenerse en sus trece y afirmar que tiene informaciones «muy solventes» sobre ese supuesto pacto ETA-Zapatero.
Al presidente de Nafarroa y al líder de CDN se les notaron sus preocupaciones electorales. Así, Sanz aseguró que un cambio de Gobierno en 2007 supondría un «riesgo» para el actual estatus de Nafarroa, al estimar que «los obstáculos que actualmente podrían tener quienes pretendieran modificarlo se verían eliminados».
El jueves, Sanz se opuso a que se consulte a la ciudadanía navarra porque «lo pide ETA». Veinticuatro horas más tarde, añadió que se niega porque es «una demanda de los nacionalistas» y porque la pregunta del referéndum no la redactaría el Ejecutivo, «sino ETA».
Por su parte, Juan Cruz Alli señaló que la puesta en marcha de un Organo Común Permanete en 1996 «fue una idea del PSE. No debe sorprendernos que esto salga de nuevo. Si quienes han estado negociando con Batasuna han sido los miembros del PSE, esto ha sido una idea suya que han vuelto a resucitar». Cabe recordar que, por aquel entonces, CDN formaba parte del tripartito encabezado por Javier Otano.
El actual secretario general del PSN, Carlos Chivite, había afirmado poco antes que Sanz «miente por interés partidista, olvida que es el presidente de todos los navarros y que sólo representa al 25% del censo electoral de esta comunidad, y demuestra que su preocupación es sólo su futuro político y no el futuro de esta comunidad».
Acusó al líder de UPN de haber «trasladado» un «supuesto conflicto territorial desde Euskadi a Navarra». Todo ello, añadió, en base a una teoría conformada por«puras elucubraciones. Si tiene pruebas, que las exponga», exigió. Esta última demanda fue también realizada por Ion Erro, coordinador general de IUN.
Desde Aralar, Patxi Zabaleta censuró que «en contra de lo que han pedido instancias internacionales» como el secretario general de la ONU o el Papa, Miguel Sanz «y compañía» no sólo no están «queriendo contribuir en nada a la consolidación del proceso de paz», sino que «están haciendo gala de que no van a contribuir ni a permitir absolutamente nada».
El coordinador general de Aralar consideró que «el que hace de Navarra moneda de cambio es Sanz». Y fue más lejos al denunciar que «los que están enfadados, crispados y actuando en contra son los que se aprovechaban antes de la situación de violencia».
El zorro y el gallinero
Zabaleta pidió a UPN «que sea capaz de seguir manteniendo la única idea de la que surgió en 1978: la invocación de la capacidad de decisión política de los navarros. Esa única idea de la que salió es de la que se está quedando privado UPN con las últimas estratagemas bastante ridículas de Sanz y compañía y con las últimas actuaciones del antiforal Rajoy, en cuyas manos quieren poner la defensa de las libertades de Navarra. Sería poner al zorro de guardián del gallinero».Tampoco se quedó atrás Maiorga Ramírez (EA), para quien «da la impresión de que la derecha navarra prefiere soportar una violencia endémica de la que poder hacer uso partidista a aceptar las condiciones de una democracia plena».
A su juicio, el Gobierno UPN-CDN «está poniendo en absoluta evidencia que mentía cuando afirmaba en cada ocasión que su prioridad era acabar con ETA. La demostración de esto es que cuanto más cerca está la desaparición de ETA, mayor protagonismo le conceden UPN y CDN. Son los únicos que otorgan a ETA el papel de decidir sobre Navarra, ni siquiera el MLNV lo hace así».
Campaña «brutal» hasta 2007
Ramírez auguró que, de aquí a las elecciones forales de 2007, «vamos a asistir a una campaña brutal en la que la derecha va a querer interpretar todo avance hacia el entendimiento, hacia el diálogo, hacia la convivencia, hacia la reconciliación, como una concesión a ETA».«Están buscando crear un clima de enfrentamiento que les sea propicio de cara a 2007, y van a poner en boca de ETA todo lo que suponga cuestionar su política», dijo un Ramírez muy crítico, que aseguró que esta estrategia pretende además «tapar preocupantes realidades que hoy son fundamentales» para el herrialde, como la situación en Volkswagen o las irregularidades en la Fundación Humanismo y Democracia.
Por su parte, Batzarre estimó que «polemizar continuamente sobre estas cuestiones no es más que un síntoma de las debilidades de un partido que basa en el catastrofismo la base de su discurso».
Las críticas a Miguel Sanztambién llegaron desde otros dirigentes políticos vascos. Desde el PNV, Josu Jon Imaz afirmó que serán «los ciudadanos de Navarra los que decidirán democráticamente qué será Navarra en el futuro». El portavoz de la Ejecutiva del PSE, Rodolfo Ares, calificó de «infamia» las declaraciones del presidente foral y le acusó de «utilizar la mentira para la confrontación política y para atacar al Partido Socialista».
«En todo caso añadió, lo que tenga que hacerse de la relación de Euskadi con Navarra será decisión de los políticos y de los ciudadanos, y el futuro de Navarra lo decidirán las instituciones y los ciudadanos de Navarra». Ares apostilló que «si hubiera consenso político» para conformar un órgano de colaboración Nafarroa-CAV, no existiría «ninguna dificultad en reeditar esa fórmula».
Las palabras de Ares despertaron el rechazo de Alberto Catalán, secretario general de UPN, que calificó de «intromisión inadmisible» la intervención del político vizcaino y dijo que el PSN «no pinta absolutamente nada» y que «lo único que hace es decir sí a lo que les marcan los socialistas vascos y el propio Partido Socialista desde Madrid».
Cabe destacar que Alberto Catalán hizo estas declaraciones un día después de que Mariano Rajoy aterrizara en Iruñea procedente de la capital del Estado español para sentenciar que «no hay nada que hablar de Navarra» y decretar con quién puede o no puede pactar el PSN en el futuro.