Hace unas décadas existió un revista, “Sal y pimienta”, que dedicaba la mayoría de sus páginas a hacer una crítica despiadada de la situación de TVE. Allí nos enteramos de lo que significaba «hacer pasillos», del despilfarro en la compra de algunos equipos, de la cantidad de despachos con moqueta que existían en los edificios, múltiples y por todas las zonas de lo que después fue denotando Ente. Había televisión y media, el VHF y el UHF, y éste no llevaba señal a todo el territorio estatal. O sea, los males de TVE vienen de lejos, yo diría que desde su nacimiento como instrumento del franquismo más duro, es decir, que empezó viciado y sigue sin que nadie sea capaz de hacer un diagnóstico apropiado y una terapia que solucione el problema definitivamente.

Hoy TVE está en el momento de mayor incertidumbre de su historia. La acumulación de pérdidas empieza a ser algo escandaloso. Si se hace una reestructuración meramente empresarial, se debe emplear cirugía neoliberal de la más agresiva, y si se intenta contextualizar su posibilidad teórica de servicio público, se debe terminar con ciertas prácticas programáticas netamente comerciales que no casan bien con una supuesta vocación sociocultural. A cada propuesta de la dirección, la respuesta sindical es más beligerante. Ahora nos dicen que puede ser anticonstitucional el plan de salvación establecido por sabios, técnicos, economistas, políticos y funcionarios. Es un plan duro y no se sabe si sería la solución, o es una manera de solventar los problemas inmediatos, de tapar algún agujero para que dentro de unos meses volvamos a las andadas.

En medio de este forcejeo, lo que ofrece a los telespectadores es bastante flojo, material de deshecho, como si fuera imposible establecer una diferencia entre el conflicto y el funcionamiento ordinario. Por ejemplo, lo de Arús por las noches, es simplemente infumable. “TAG”, no aporta absolutamente nada, y sale a antena en competencia con espacios que han dado un paso adelante muy importante. No hay explicación racional para esta presencia que huele a pasado remoto. Solamente les funciona lo del baile de los famosos. Lo que da mucho que pensar. -