IRUÑEA
Ayer se hizo patente aquello de que «Volkswagen es el pulmón de Nafarroa», a juzgar por la marea de gente que se manifestó en Iruñea para pedir la continuidad de la planta de VW en Landaben. Los trabajadores de VWNavarra acudieron a la convocatoria con toda la familia y no eran pocos los niños que correteaban entre los manifestantes.
Según el recuento de GARA, fueron unas 7.000 personas las que respondieron a la convocatoria de los sindicatos CCOO, LAB y CGT de la planta navarra, que contó, además, con el respaldo de las federaciones del metal de ESK, ELA, CCOO, LAB y CGT. Miembros de CCOO aseguraron que, según el recuento de la Policía española, los manifestantes fueron 15.000.
La marcha, que comenzó con un cuarto de hora de retraso en los Cines Golem, estaba encabezada por la pancarta «En defensa de la planta de VW», pero no era la única. Justo detrás se podía leer «Deslokalizazioren kontra. Por una política industrial para Navarra». Y es que los objetivos de la manifestación eran tres, tal y como aclaró Benito Uterga, delegado de LAB en la planta; «la defensa de la planta de VW, mostrar nuestro rechazo a la deslocalización y pedir una política industrial para Navarra».
Críticas a Sánchez Bruna
Otras pancartas pedían la dimisión de Josu Sánchez Bruna, el presidente del comité y miembro de UGT, o advertían sobre la deslocalización aclarando que «la responsabilidad es de todos». En otros lemas, se podía leer «Diario de Navarra, portavoz de la patronal, enemigo de los trabajadores», «UGT ¿estás con los trabajadores o con la patronal?» o «La flexibilidad es una condena MiguelSanz a la cadena. No más flexibilidad», entre gritos pidiendo la readmisión de los despedidos.
También se pudieron oír consignas como «Obrero despedido, patrón ahorcado», «Bruna recuerda, tenemos una cuerda»,«Cabrero y sus borregos no nos moverán» o «Gobierno de Navarra, esclavo de Volkswagen».
La manifestación comenzó entre aplausos, tal y como acabó una hora y media después en la Plaza delCastillo. Una vez allí, una joven, «en solidaridad con la plantilla», leyó el comunicado en euskara y castellano que conjuntamente habían preparado las federaciones del metal de CCOO, LAB, CGT, ELAy ESK, aunque no quiso dar a conocer su identidad.
«Estos últimos meses la situación de VW está marcando la actualidad económica de la sociedad navarra», comenzó, para seguir criticando la actitud de la dirección de VW.
«La dirección ha convertido lo que debería ser la negociación de un convenio colectivo para la planta de Landaben, que fijase unas condiciones de trabajo dignas para los próximos años, en un ejercicio de imposición por su parte», señaló. Aclaró que «ceder de forma gratuita al chantaje de la deslocalicación no garantiza el mantenimiento futuro de la planta», y recordó casos como el de Ufesa de Etxarri, Schneider de Burlata, BSH, Delphi Packard o Sanyo de Tutera.
El mayor problema de Nafarroa
Para las federaciones del metal de los citados sindicatos, el mayor problema de Nafarroa «es la ausencia de una política industrial coherente, planificada y digna de ese nombre», y responsabilizaron al Gobierno de Nafarroa y a Miguel Sanz de ello. «Hoy día el sector industrial depende enNavarra totalmente de las multinacionales», relató la joven y pidió «una política industrial que combine el capital público y privado, que diversifique el tejido industrial, excesivamente dependiente del sector de la automoción, que inexorablemente nos aboca periódicamente a sufrir situaciones como las anteriormente mencionadas».
Por todo ello, los sindicatos CCOO, LAB, CGT, ELAy ESK consideraron que «ha llegado la hora de que la sociedad en su conjunto, más allá de siglas, y la clase trabajadora en especial, nos impliquemos activamente en la exigencia de una política activa para Navarra, que no deje el futuro económico de nuestro territorio única y exclusivamente en manos de capital transnacional, y que no nos haga vulnerables a las decisiones de las multinacionales de turno».
También pidieron a la sociedad que trabaje «en la defensa del derecho que tenemos las y los trabajadores a negociar los convenios, sin chantajes y amenazas».