El purín es la parte líquida que rezuma del estiércol, según recoge el diccionario de la Real Academia Española y si existe en Euskal Herria algún lugar en el que la concentración de purines es un asunto que requiere una iniciativa específica, ése es Karrantza.

En base a las subvenciones a la leche, en lugar de la aplicación de una política ganadera relacionada con la superficie disponible para las explotaciones, durante las pasadas décadas en este valle ha aumentado de forma considerable la cabaña ganadera.

A pesar de la reconversión sufrida en los últimos años, las jubilaciones anticipadas y la desaparición de pequeñas explotaciones, se mantienen en la actualidad en Karrantza ­casi 3.000 habitantes y una de las menores densidades de población; 21,95 habitantes por kilómetro cuadrado­ un total de 12.000 cabezas de ganado.

En los últimos años, el Ejecutivo de Lakua ha abordado diversos proyectos para acometer el tratamiento de purines en este enclave, pero lo cierto es que nada se ha concretado hasta la fecha. Ahora, ultima una iniciativa basada en un modelo danés que contempla, básicamente, la recogida del purín en camiones para su posterior traslado a una planta en la que se acometen procesos de separación, produciéndose metano y, por otra parte, destinando lo más sólido para fertilizante.

Rafa Arriola, de Karrantza Naturala, sostiene que «miles de litros de purín altamente contaminante por su elevada concentración de nitratos son vertidos a prados y arroyos, y este proceder reiterado en los últimos años ha provocado un retroceso en la flora y fauna de los ríos y que la mayoría de los manantiales presenten graves problemas de contaminación».

A fin de promover el debate y la reflexión, esta asociación organizó recientemente una charla-debate a la que no acudieron los representantes institucionales que habían sido invitados, alegando, precisamente, que cuando exista un proyecto hablarán al respecto. «Hasta ahora ­añade Arriola­ no ha habido debate, ni reflexión y partimos de un situacion de diagnóstico, de si hay o no proble- ma, y parece que sí lo hay, por lo que pretendemos buscar las posibles soluciones».

Angel Mari Ruiz Quintano, de la sociedad cooperativa Guvac, señala que se encuentran a la espera de los resultados de un estudio encargado a una empresa donostiarra por ellos mismos, a fin de establecer la viabilidad del proyecto que plan- tea el Ejecutivo de Lakua.

«Partimos de la base de que parece ser que el Gobierno vasco va a subvencionar la inversión requerida para esta nueva planta, pero nos queda por concretar cuál será el coste que tendrá que afrontar el ganadero en lo que se refiere a transporte y tratamiento del purín. Por lo tanto, nuestra decisión se sustentará precisamente en la viabilidad real del proyecto, de tal manera que que ofrezca soluciones medioambientales, pero sin que el coste para el ganadero por la implantación de la planta sea superior al actual», resume Angel Mari Ruiz Quintano.

«no es lo mas correcto»

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Helen Groome, de EHNE, manifiesta que «tenemos el deber sindical de decir que el sistema intensivo con planta no es la solucion ambiental más correcta, no es lo que realmente interesa al ganadero que quiere mantener una producción ambientalmente sostenible».

Este sindicato considera que el Gobierno autonómico «no deja otra solución» que una planta de tratamiento del purín, «porque está empeñado en este modelo, cuando no se puede hablar exclusivamente de los purines, sino precisamente del modelo». Cuestiona Helen Groome el binomio purín-recurso, lo que lleva a «depender de la importación ganadera», para resaltar que la legislación europea en cuestión de nitratos sitúa las soluciones en un redimensionamiento de la cabaña, de tal forma que establece la idoneidad de dos cabezas por hectárea.

EHNE considera que al Ejecutivo de Lakua no le interesa un modelo en el que el ganadero tenga mayor independencia, en base a una menor utilización de productos químicos y veterinarios y un modelo menos intensivo, lo que disminuiría también la producción de purín. En la práctica, dibuja Groome un sistema de recogida con camiones y envío del purín a otras repoblaciones con tierras disponibles para recoger el residuo.

«La inversión inicial es ridícula al lado de la inversión requerida para una planta de purines. Ya hay una experiencia similar en Gipuzkoa. A largo plazo todas las explotaciones deben tener tierras suficientes, mientras que con una planta baja el margen de rentabilidad del ganadero y más si tiene que amortizar la inversión inicial de la planta», expresa Groome.

Tal y como ha venido expresando Karrantza Naturala, «hemos llegado a esta situación por una coyuntura muy difícil, con políticas agroganaderas impuestas desde la Administración europea, pero todos los agentes tienen diferentes grados de responsabilidad». En este sentido, esta asociación resalta el hecho de que la situación actual está directamente relacionada con la política de subvenciones que en su día fomentó el crecimiento de la cabaña.

En cualquier caso, Karrantza Naturala quiere dejar muy claro que ellos no pretenden «culpar a ningún ganadero, ni mucho menos, pero lo que sí pretendemos es hacer un seguimiento a lo que se plantee y que se suscite el mayor de los consensos».

Así las cosas, en próximas fechas se conocerán nuevos datos en relación con el proyecto de construcción de la planta para el tratamiento de purines y con sus costes reales, lo que supondrá contar con nuevos elementos para continuar este debate. -

KARRANTZA