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Gara > Idatzia > Iritzia > Gaurkoa 2006-06-07
Iñaki Egaña - Historiador
Vasko Krqpkata

El 3 de marzo de 2004 se realizaba una venta que hubiera pasado inadvertida de no ser por sus resultados. Lejos de nuestro territorio, por tierras castellanas, dos hindúes que regentaban el Bazar Top vendían tres teléfonos a otros tantos extraños que hablaban correctamente el castellano y entre ellos se comunicaban en un idioma que identificaron como búlgaro.

Unos días más tarde, uno de esos teléfonos apareció en una mochila abandonada en el barrio madrileño de Vallecas, mochila que fue incluida como prueba en el proceso seguido contra diversos ciudadanos de origen árabe con motivo de la matanza del 11-M. Los atentados simultáneos de esa matanza, razones y consecuen- cias son más o menos del dominio público. También el interés de la derecha golpista en atribuir a un grupo vasco la misma.

Aunque para una persona en sus cabales pueda resultar un chiste malo, los herederos de todo el aparato que ha dominado los designios de España en la mayor parte del siglo XX instauraron la llamada «pista vasca» para explicar el 11-M. La «trama vasquista» fue dirigida por el abogado Del Burgo Tajadura. ¿Razón? Su deuda con el Estado es infinita después de que el Tribunal Supremo le rehabilitara de la acusación de malversación de fondos cuando fue expulsado de la Diputación Foral de Navarra y condenado por la Audiencia Territorial de Pamplona en el enterrado asunto Fasa. Y así, el 3 de marzo se convirtió en fecha emblemática (28 aniversario de la matanza de Gasteiz), la mochila en motxila y, sobre todo, el búlgaro en euskara.

Sí, sucedió en una crónica parlamentaria y ahora se rebota a un libro cuyo autor es el mismo que lanzó la teoría. Nadie cree en su veracidad, pero en el escaparate cotidiano sigue siendo uno de los elementos imprescindibles de la conspiración vasca del 11-M. Han convertido un idioma eslavo en la lengua infame de Etxepare.

Y el abogado que lo ha hecho escribe y pontifica sobre el pasado del Viejo Reino, nos cuenta a su especial manera las relaciones amistosas de los monarcas navarros con la corona castellana, relata los itinerarios de los carniceros del 36 con orgulloŠ en fin, escribe la historia oficial de Navarra. ¿Qué fiabilidad puede tener semejante personaje al escribir del pasado cuando señala que edin, dvaldve, tri, chetiri, petŠ es la numeración del 1 al 5 en la lingua navarrorum?

La mentira es el ejercicio que relaciona la historia de los países conquistadores y sus historiadores o abogados en relación a los sojuzgados y súbitos. En muchas ocasiones realzamos el paradigma: Gernika fue quemada por los propios vascos. Un exministro del Go- bierno de Madrid, Ricardo de la Cierva, todavía anda por ahí bordeando la estrafalaria teoría.

¿Cuántas mentiras de este calado hemos aguantado en las últimas décadas? Centenares, miles. Recuerdo que cuando la Policía acabó, en 1961, con la vida de Javier Batarrita en un control de Bolueta porque creía que el muerto era Julen Madariaga, las autoridades presentaron el crimen como un ajuste de cuentas entre comerciantes. Incluso identificó al sospechoso, un falangista que se prestó a la pantomima. Veinte años exactos más tarde, por elegir una fecha redonda, la Policía anunció en Madrid la muerte de un etarra: Jesús Urien Orbegozo, natural de Bilbao. La realidad: hacía el servicio militar en una unidad de equitación de Madrid. La Guardia Civil sospechó yŠ

Este tipo de versiones se generalizó hasta el día de hoy precisamente desde los años más sombríos del franquismo. El inicio del GAL, la muerte de presos, las torturasŠ cuestiones siempre matizadas por versiones oficiales, están plagadas de interpretaciones muchas veces contradictorias (¿en qué se parece el búlgaro al euskara?).

Si alguien ha tenido las ganas y el estómago de leer algunas de las numerosas publicaciones con que, en esa línea, la derecha golpista y la izquierda timorata nos deleitan sin respiro, sabrá de qué hablo. Sabrá que los vascos, comandados por Galíndez, tenían varias checas en el Madrid republicano del 36 donde ejecutaban vilmente a sus víctimas. Novedad. Gran descubrimiento. El autor remite a una nota a pie de página para aclarar sus fuentes y, ¡casualidad!, la nota no existe. Estos ejemplos son tan numerosos que ya son varios los libros, desde la otra orilla, que se disputan la primacía por destacar las gansadas de los medios, perio- distas, historiadores y contertulios hispanos.

La «cuestión navarra» siempre ha sido un elemento crucial en esta permanente intoxicación. Recuerdo, nuevamente, el Aberri Eguna de 1967 celebrado en Iruñea. En tres días, al margen de cierres, palos, heridos y amenazas, hubo 347 detenidos. La prensa publicó una nota gubernamental en la que se apuntaba que «el pueblo de Pamplona ha aplaudido la actuación policial contra la manifestación de los vascos separatistas». El “Diario de Navarra” manipuló con descaro y habló de «la invasión vasca de Pamplona». Para ello no confundió el búlgaro con el euskara, sino que fue más sibilino: De la lista de 347 detenidos en la celebración del Aberri Eguna en Iruñea hizo desaparecer a 113 navarros. Así, las tesis cuadraron a la perfección.

Por eso, por esa sencillez en los postulados, por esa necesidad en encontrar argumentos para reforzar cualquier tesis, me permito recordar a los Del Burgo Tajaduras que el 11-M es una fecha simbólica para los navarros progresistas (murió ese día de 1970 Javier Escalada Navaridas, el referente de toda una generación antifranquista). Que el 11 de marzo de 1974, el franquista Aguirre de Cárcer presentó en la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea (CSCE) una propuesta sobre la necesidad de unirse los diversos estados de Europa para hacer frente al «terrorismo internacional», en especial al vasco. Y, sobre todo, en esa línea argumental, que entre los jóvenes poetas búlgaros existe uno con cierta proyección: Vasko Krqpkata. Su nombre no deja lugar a la duda. No puede ocultar su origen. Ahí está el eslabón que faltaba. Me permito, con humildad, reproducir el inicio de una de sus poesías, versos que nos abren intenciones: Dqrjavna e zemyata,/ otroveni polyata,/ zam-qrsena e vodata/ i podtis- nata dushata.

Perdón por mi pedantería. No todo el mundo es capaz de traducir esas líneas, así que aconsejo a quien haya llegado a ellas una solución al paso: que se haga con un diccionario euskara-castellano. ¡Ay, abogado! Si no fuera por todo lo que esconde su propósito, por el desprecio hacia nuestra lengua, a sus hablantes y por el poder que destila, las carcajadas provocadas por su tesis se estarían oyendo desde el Serantes hasta Sofía. Y no se ofenda. Otro día hablaremos del tiempo y de MCC, el Grupo Cooperativo Mondragón que un diario madrileño implicó también en el 11-M desplegando a su alrededor una teoría conspirativa de tomo y lomo. Aunque resultó que lo de Mondragón era por aproximación: una casete de la Orquesta Mondragón en el salpicadero de una furgoneta utilizada en los atentados del 11-M. ¿Quién de ustedes pasa- ría un control de calidad? -


 
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