GASTEIZ
El PP quiso convertir el pleno de ayer en una segunda vuelta del de la semana pasada, pero centrándolo en exclusiva en la crítica al Gobierno español por lo que considera el pago de «precio político» en la lucha contra ETA. Mariano Rajoy no habló de otra cosa. Ni de inmigración, ni de la seguridad de los chalés que tanto le preocupaban hace unos días. Su discurso fue el alegato de la acusación ante el jurado que se suponía seguía el debate por los medios de comunicación pidiendo la condena de José Luis Rodríguez Zapatero.Sin embargo, sucedió que el presidente del Gobierno salió a defenderse y con su intervención arrastró (la Mesa del Congreso habilitó un nuevo turno de intervenciones) a los portavoces de todos los grupos parlamentarios que mostraron su apoyo a Rodríguez Zapatero, avalando incluso ya el inicio del diálogo con ETA, y plantaron cara, en algunos casos de forma airada, al PP.
Este había sido el único partido que presentó una resolución relacionada con el proceso de paz y normalización democrática. Y fue de lo único que habló MarianoRajoy. Su tesis es que, a pesar de todo lo que estaba escuchando desde el 22 de marzo sobre la existencia de reuniones con Batasuna o sobre las mesas de diálogo, había mantenido su apoyo al Gobierno para que verificara si ETA estaba dispuesta a abandonar las armas. Ese apoyo se mantuvo en el debate del pasado martes. Sin embargo, el anuncio que esa noche hizo Patxi López, y que luego avaló el PSOE, le había convencido de que se estaba «pagando un precio político».
Ante «esta ignominia», MarianoRajoy anunció que el PPrompía relaciones con el Gobierno mientras no se rectificara esta actitud.
Todo es precio político
Después, presentó las bases de su resolución que se centra en que «no se puede pagar ningún precio político por el cese de la actividad terrorista». Y Rajoy explicó que precio político es «todo lo que pide ETA», desde una mayor laxitud de la Fiscalía hasta la independencia. Por eso, en la resolución se ataca al derecho de autodeterminación, se niega cualquier posibilidad de cambio de la situación de Nafarroa, se declara que «el Estado de Derecho no puede estar en tregua», se llama terrorista a Batasuna y se asegura que para que se dé cualquier paso es preciso el cese definitivo de cualquier actividad delictiva y la desaparición de ETA. El discurso de Rajoy tuvo la réplica inicial del portavoz adjunto del PSOE, Julio Villarrubia, quien, además de contestar a las declaraciones de los últimos días contra el Gobierno, anunció que la ruptura del PPcon la estrategia común ya se había producido hace un año, en el anterior debate, cuando no se sumaron al consenso que permitía la posibilidad del diálogo con ETA.
Interviene Zapatero
El cambio cualitativo en el desarrollo de la sesión se produjo cuando subió a la tribuna de oradores el presidente del Gobierno. En primer lugar afirmó que el PSOE«nunca ha roto relaciones en cuestiones que afectan al Estado, a la libertad y a la seguridad de los españoles». Y criticó al PPque haya estado haciendo oposición en esta materia desde el inicio de la legislatura.Zapatero dio un golpe de efecto al asegurar que está «dispuesto a olvidar» lo que el PPha dicho en estos días, entre otras cosas que su proyecto «es el de ETA», pero que no está dispuesto a olvidar que su responsabilidad es «salvaguardar la vida y la libertad de los españoles», para lo que era necesario el proceso de paz.
El presidente del Gobierno hizo algunas comparaciones sobre el alto el fuego actual y el del 98 y sobre la actuación del Ejecutivo y la oposición, para más tarde acabar acusando al PP de aplicar la «ley del embudo», ancho para él y estrecho para los demás.
Por último, tendió la mano al PP para tratar de recobrar el acuerdo antes de que este mes de junio pida el apoyo para dialogar con ETA. Aseguró que ya se dan las condiciones para ese diálogo, pero quiso dar este margen de tiempo para ver si es posible restaurar los puentes de comunicación con Rajoy.
La intervención de Rodríguez Zapatero hizo que el presidente del Congreso abriera un nuevo turno para todos los grupos, lo que inicialmente no estaba previsto. Y aquello se convirtió en una avalancha de reproches contra el PP que iniciaron la parlamentaria de Nafarroa Bai, Uxue Barkos, y la de EA, Begoña Lasagabaster.
El portavoz de CoaliciónCanaria aseguró que su grupo, en esta materia, siempre ha apoyado al Gobierno y que ahora, dadas las posibilidades existentes, lo hacía «con más fuerza». Pidió la recuperación del consenso y, por ello, felicitó a Zapatero por su gesto.
Gaspar Llamazares, de IU, dudó de que «la oportunidad para la concordia» que el presidente había dado al PP tuviera efectos. Y le advirtió alPP que ésa no era una pelea con el Gobierno, sino una cuestión que afectaba a toda la ciudadanía.
En nombre del PNV, Josu Erkoreka sustituyó en el uso de la palabra a José Ramón Beloki, que había sido el orador en la primera parte del pleno. El portavoz jeltzale fue muy duro con el PP. Aseguró que su grupo no podía tolerar que se considerara «precio político» a pagar a ETA objetivos que el PNV viene defendiendo desde hace 111 años. Además, pidió al presidente del Gobierno que pase de las palabras a los hechos.
Solidaridad de ERC con Batasuna
Joan Tardá, portavoz de ERC, pidió acabar con la hipocresía, porque personas calificadas de terroristas han sido Premio Nobel de la Paz y gobernantes tenidos por demócratas se han demostrado sanguinarios. Recordó que para la resolución de los conflictos la vía es «la negociación entre los agentes en conflicto». Pidió valentía al Gobierno español, para no dejarse amedrentar por el PP, y mostró su solidaridad con la izquierda abertzale y con Batasuna.Duran i Lleida reiteró el apoyo de CiU al Gobierno «incluso para equivocarse».
Después, volvió a tomar la palabra Rajoy para exigir a Zapatero que rectificase anunciando que no habrá reunión con Batasuna. El presidente respondió apoyando al PSE, ratificando que el proceso continúa y volviendo a dejar la mano tendida al PP.
La votación de la resolución del PP ratificó que tiene a todo el Congreso de los Diputados en contra.