Chad se desangra con dos guerras en sus fronteras y miles de refugiados
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) expresó ayer su preocupación por los continuos ataques de las milicias «yanyauid» a los campos de refugiados del este de Chad y porque la inseguridad se extienda fuera de la región ante la incapacidad del Gobierno de Yamena de afrontar la situación.
GINEBRA
A pesar de la contundente victoria del presidente Idriss Deby en las elecciones chadianas del pasado mes de mayo, este triunfo «no ha logrado resolver la crisis que vive el frente militar y ha subrayado la fragilidad política del régimen», según ha denunciado la organización International Crisis Group (ICG) en su último informe. Tras obtener la independencia de la metrópoli francesa en 1960, hoy, la República de Chad se encuentra una vez más a las puertas de un conflicto pues, según ICG, «la crisis está lejos de ser resuelta y continuará agudizándose», alertó el grupo.«Las autoridades chadianas han dicho que carecen de los recursos para asegurar la seguridad en el este del país, donde se ha registrado un número considerable de muertes y la inestabilidad amenaza a los más de 213.000 refugiados de Darfur» (región occidental de la vecina Sudán), señaló el portavoz del ACNUR, Ron Redmond. «Los ataques de los yanyauid contra los chadianos parecen haberse vuelto más sistemáticos y mortales en los últimos tres meses y no hay ninguna señal que indique que esa tendencia va a cambiar», constató la agencia humanitaria. El robo de 350 cabezas de ganado el pasado fin de semana en un pueblo de la región de Goz Beida, al este del Chad, y la muerte violenta de un centenar de personas en abril en Djawara, a 60 kilómetros de Sudán, fueron algunos de los ejemplos citados para mostrar la escalada de violencia. El portavoz del ACNUR subrayó que la reciente llegada de cerca de 50.000 desplazados internos que han escapado de esos grupos armados supone un problema adicional para la seguridad en dichos asentamientos y pidió a la comunidad internacional que no cese la ayuda destinada a su subsistencia. Redmond urgió a las autoridades chadianas y sudanesas a que refuercen la seguridad en las regiones fronterizas para prevenir futuros ataques y desplazamientos. Según los datos de la organización, el este del país alberga a 213.000 refugiados sudaneses y a 50.000 desplazados internos, mientras que en el sur hay 47.000 exiliados procedentes de la República Centroafricana. ICG recuerda que Deby que ha tenido que hacer frente a motines, ataques rebeldes y deserciones de altos cargos desde diciembre tendrá que lidiar con los conflictos de Darfur y la República Centroafricana. A unas semanas de las elecciones presidenciales del 3 de mayo, la crisis política se agudizó al producirse la deserción de numerosos altos cargos del Ejército y de la élite política así como intentos de matar a Deby instigados por grupos opositores con el objetivo de evitar a toda costa que se hiciese con un tercer mandato. Sin embargo, y según confirmó la pasada semana el Consejo Constitucional, finalmente Deby obtuvo un 64,67% de los votos. A pesar de que grupos de la oposición protestaron por el resultado, tanto París como las otras potencias occidentales los han declarado válidos para evitar una mayor desestabilización, aunque dijeron que a partir de ahora el presidente debe llevar a cabo un proceso de democratización del régimen.
Política militarizada
Para ICG, son las consecuencias de un régimen político semiautoritario y la ausencia de espacio doméstico político las que han dado lugar a la militarización de todas las facciones políticas del país.Un aura de esperanza acompañó a la subida de Deby al poder en 1990. El fin de la Guerra Fría animaba a la transición hacia sistemas políticos multipartidistas. Sin embargo, la cultura monopartidista y el intento por controlar todos los espacios políticos prevalecieron en la conferencia nacional de 1993. «Las elecciones de 1996 y 1997 fueron tildadas de fraude, mientras que las de 2001 y 2002 fueron absurdas», asegura ICG. No extraña, por tanto, que los 16 años de Gobierno de Deby hayan estado caracterizados por intentos de golpes de Estado y rebeliones que han sido sofocadas con extrema violencia o expulsando disidentes hacia Sudán y República Centroafricana.
Crisis social pese al dinero del petróleo
GINEBRA Según ICG, la actual crisis chadiana presenta un triple contexto. En primer lugar, la malversación de ingresos estatales ha desatado una crisis social sin precedentes en un momento en el que los ingresos por petróleo comenzaban a permitir a los chadianos un mejor nivel de vida. En segundo lugar, la radicalización de los grupos opositores con respecto a la sucesión de Deby. Por último, la guerra de Darfur, que debería ser abordada a nivel transnacional debido a la implicación de Zaghawa, presidente de un grupo étnico que dio a los rebeldes de Darfur las armas necesarias para mantener su batalla. Los grupos armados de la oposición han ayudado al Gobierno sudanés en Darfur, mientras que los rebeldes sudaneses colaboraron con el Ejército de Chad a frenar la ofensiva rebelde del pasado abril. El apresurado deterioro de la situación internacional se debe al empeoramiento de la crisis de Darfur y al uso deliberado por parte de Jartum de «señores de la guerra» chadianos en sus estrategias insurgentes, mientras que el Gobierno de Deby ha presentado varias protestas.
|