Un trabajador vasco cobra 13.500 euros menos que uno de Hamburgo
Un trabajador vasco cobra un salario medio de entre 21.573 y 22.903 euros brutos anuales, lejos de los 36.415 euros de uno de Hamburgo o de los 34.621 euros del de Londres. Eso sí, está por encima de un andaluz, que recibe 15.937 euros brutos anuales, o de un trabajador del sur de Italia o de Portugal, que obtienen 19.439 y 12.740 euros anuales, respectivamente. Son resultados desglosados de la UE.
Un reciente estudio publicado por Eurostat que desglosa el nivel salarial por países y regiones muestra las diferencias salariales existentes en la Unión Europea. De él se desprende que un trabajador vasco percibe un salario medio de entre 21.573 y 22.903 euros brutos anuales, lo que supone, en realidad, una diferencia de 13.500 euros con respecto a uno de Hamburgo; una media de 8.260 euros menos que otro de Bruselas; 11.700 euros por debajo de otro de Londres; 7.500 euros menos que un empleado del Este de Holanda;6.000 euros menos que uno de Ile de France y 5.000 euros menos que otro de Viena. Estos y otros ejemplos que aparecen en el estudio, muestran, al contrario de lo que opinan los empresarios, que se puede estar dentro de las economías más pujantes de la Unión Europea y tener unos salarios decentes.Estos datos se refieren a los sectores de Industria y Servicios, ya que también se recogen los salarios en las empresas financieras, donde los sueldos duplican a los anteriores prácticamente en todos los países. En algunos casos se triplican y hasta se quintuplican. Esta situación muestra claramente el desequilibrio salarial existente dentro de la UE que, según diferentes analistas económicos, provoca la pérdida de competitividad, ya que algunas empresas deslocalizan su producción sin tener en cuenta el entorno al que llegan y el que dejan. Las diferencias salariales evidencian, además, que desde los poderes públicos europeos no se hacen los esfuerzos necesarios para que se aplique la máxima de «a igual trabajo, igual salario», no sólo entre quienes realizan una ocupación similar, sino entre géneros, donde la discriminación salarial es profunda. En contraposición al salario, la OCDE establece que la jornada anual, computadas también las horas extraordinarias que se realizan, se sitúa en unos niveles elevados.
Jornada laboral en la OCDE
Según los datos de 2004, la media de la jornada laboral que la OCDE fija para el Estado español se encuentra en 1.799 horas. En el Estado francés, baja a las 1.522 horas, mientras que en Alemania se reduce a 1.443 horas. En Polonia, se sitúa en 1.983 horas. Si se compara con el salario, se pone de manifiesto que hay posibilidades de reducir la jornada y, además, cobrar mejores sueldos, como ocurre ya en Alemania, Estado Francés, Bélgica, Luxemburgo y Gran Bretaña, por ejemplo. La media salarial europea de los veinticinco estados, según los datos de Eurostat referidos a 2002, se encontraba en 27.808 euros anuales, es decir, el salario que perciben los trabajadores vascos se encuentra bastante por debajo. Los países que se incorporaron el Primero de Mayo de 2004 a la UE de los Quince cuentan con sueldos inferiores, pero es un proceso que ya se produjo en el Estado español con la incorporación al mercado único en 1986. Otro de los elementos interesantes del estudio es que fija las diferencias existentes en un estados entre los trabajadores que más ganan y los que perciben los sueldos más bajos. El desequilibrio más importante entre ambos lados de la balanza se produce en Estonia, Letonia y Lituania, donde los que más cobran perciben salarios cinco veces superiores a los peores pagados. Aunque el informe de Eurostat no desglosa de forma precisa lo que es Euskal Herria, entre los trabajadores vascos la diferencia se encuentra en torno a tres veces. Así, según indica el estudio, el salario más bajo entre los empleados de Industria y Servicios es de 13.606 euros anuales y el más elevado, de 42.359 euros. En relación al Estado español, Eurostat realiza un análisis más pormenorizado. Reconoce que en torno a un 40% de los asalariados obtienen un sueldo anual que no supera los 15.000 euros brutos, mientras que otro 20% llega a los 20.000 euros y un 12% no sobrepasa los 25.000 euros brutos al año. De esta situación se están beneficiando los empresarios, porque los diferentes estudios sobre el mercado laboral resaltan que los salarios que pagan las empresas a los nuevos trabajadores son inferiores y, lejos de tender a igualarlos, se están imponiendo condiciones donde se fijan ya dobles y triples escalas salariales. Además, los responsables de las compañías reciben unos emolumentos anuales que multiplican por veinte el sueldo medio de los trabajadores, a los que hay que añadir el cobro en especie de futuras pensiones privadas, vehículos y, en muchos casos, acciones de la firma. Los resultados del estudio de Eurostat son ratificados en la Encuesta de Estructura Salarial que publica el INE español. Las diferencias entre quienes menos y más cobran están vinculados a si la incorporación del trabajador a su puesto es reciente. Ese hecho provoca grandes diferencias entre empleados en todos los países de la Unión Europea. En el conjunto del Estado español, los trabajadores con contrato temporal obtienen un salario un 40% inferior al de los trabajadores con contrato fijo. Esa diferencia es de un 25% menos para los hombres y un 44% inferior para las mujeres.
Contratos a tiempo parcial
Por lo que respecta a los trabajadores contratados a tiempo parcial, éstos perciben un salario medio del 50% y se conoce ya que el 75% de los mismos, tanto en el caso de hombres como de mujeres, obtienen unos ingresos inferiores a 12.000 euros. Por lo tanto, es evidente que los empresarios consiguen un ahorro muy importante en el pago de los salarios realizando contratos temporales. En este caso, resulta evidente que las distintas reformas no han servido para reducir de forma significativa la temporalidad. La razón principal se encuentra en que con ese tipo de relaciones contractuales los em- presarios logran unos mayores beneficios porque, de entrada, pagan un 40%menos de media. Con la reforma laboral recién aprobada, que entrará en vigor el próximo 1 de julio, pasará algo parecido, como ya han admitido los dos sindicatos firmantes del acuerdo, CCOO y UGT. En el mejor de los casos, la reducción de la tasa de temporalidad actual será de entre un 24% y un 27%. La conclusión de esta elevada dispersión de salarios en el conjunto de la Unión Europeaes que el único objetivo que persigue es permitir que sean los empresarios los que obtengan la ventaja. -
BILBO
Jornadas prolongadas perjudican la salud
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha presentado estos días un estudio sobre el «Horario de trabajo decente: nuevas tendencias, nuevas situaciones». Desvela que los horarios atípicos e impredecibles aumentan a buen ritmo, lo que tiene una repercusión negativa para la salud de los trabajadores.La OIT lamenta que la lucha por la competitividad en una economía que funciona 24 horas al día y siete días a la semana exija horarios adaptados a esa realidad. Las nuevas jornadas incluyen el trabajo a turnos y prolongan la actividad por la noche y durante el fin de semana. Esa situación genera «crecientes tensiones que convierten el equilibrio trabajo-vida en un tema importante, para ser abordado por nuevas políticas laborales», dice la organización. Los horarios flexibles también registran efectos nocivos sobre la salud y la seguridad de quienes los desempeñan. Insiste en que el mundo se encuentra ante «un fenómeno de diversificación, descentralización e individualización de la jornada laboral, que perjudica al trabajador». La UE, dividida por la duración máxima de la
jornada laboral
El debate sobre la reducción de la jornada a las 35 horas parece que ha concluido en el conjunto de la UE que, sin embargo, mantiene una discusión para prolongar la jornada de trabajo. Existe una división sobre si se debe exceder de las 40 o de las 48 horas. Los ministros de Empleo de la UE de los Veinticinco sólo se ponen de acuerdo en desterrar el debate de la reducción de la jornada, atendiendo a los llamamientos continuos de los empresarios. Estados como Gran Bretaña, Alemania y Austria apuestan por permitir jornadas de trabajo por encima de las 48 horas siempre que el trabajador acepte, de forma individual, dar ese paso. El resto limita la jornada máxima a 48 horas. La discusión no está cerrada todavía. -
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