IRUÑEA
El documento que fija la posición de EA fue aprobado a principios de año por la Ejecutiva. Según se expresa en el mismo, el posterior alto el fuego permanente de ETA obligó a introducir algunas variantes, pero «no altera el mensaje principal sobre la normalización política como exigencia y requisito básico para la pacificación».El partido que dirige Begoña Errazti marca este concepto con claridad en las tres páginas finales, donde se explican los criterios de EA ante la mesa de partidos. Frente a quienes vienen proponiendo fórmulas del tipo de «primero la paz, luego la política», EA advierte de que «estimamos desacertado separar las fases de pacificación y normalización, ya que ésta última forma parte indisoluble de la primera».
Antes, el texto deja sentado que esa negociación política debe corresponder a los partidos vascos:«A ETA, o sus interlocutores, sólo les corresponde negociar con el Estado lo concerniente al futuro de los presos y la entrega de las armas».
Errazti lo justificó con estas palabras durante la presentación del texto:«Aunque la pacificación exige inevitablemente la desaparición de ETA, el descontento de nuestro pueblo es muy anterior a la existencia de la banda terrorista». Y, en paralelo, recordó que «aun cuando no existe violencia, se nos sigue exigiendo que dejemos de defender nuestros derechos».
Plan Ibarretxe, mínimo
Junto a ello, el documento deja clara la apuesta por una única mesa de partidos (en ningún momento alude a otras opciones). Plantea además que se constituya de forma inmediata, pide «la negociación de la hoja de ruta con las instituciones vascas» y añade que el objetivo será «buscar conjuntamente con las restantes fuerzas políticas las soluciones más adecuadas para conjugar el respeto a los derechos del Pueblo Vasco y su aceptación social».Además del fin, EA marca ya un mínimo para esa mesa de partidos al establecer que «hoy por hoy, el equilibrio de intereses y la conjunción de legalidad y legitimidad se encuentran en la propuesta de Estatuto aprobada por el Parlamento Vasco;por debajo de esos contenidos difícilmente puede encontrarse una solución armonizadora y normalizadora», avisa.
En el análisis histórico que precede a estas conclusiones finales, EA engloba las soluciones posibles al contencioso en dos grandes bloques:la «solución foral, mediante la recuperación de la soberanía por vía de derechos históricos y devolución de poderes» (en la que encaja el citado Plan Ibarretxe) y la «solución nacional, que aspira a la formación de un Estado independiente por vía de autodeterminación». Y deja claro que «EA apuesta por esta última, sin despreciar la primera».
«La comunidad cultural que llamamos Euskal Herria, pese a su actual fragmentación política en estados y comunidades autónomas, tiene derecho a integrarse en una entidad política en virtud del derecho de autodeterminación, sin perjuicio de que el ejercicio efectivo se acomode a la realidad social de Nafarroa e Iparralde y a la decisión de sus ciudadanos», añade.
El orden del día de la mesa, según EA:
Tras subrayar que la mesa debe abordar «cuestiones nunca tratadas» como «la integración territorial y el sujeto político», éste es el listado de temas que EA reclama debatir y negociar:
-Reconocimiento de la nación vasca.
-Derechos.
-Territorialidad.
-Sujeto político.
-Contenido de autogobierno (competencias y poderes).
-Soberanía fiscal y financiera.
-Modelo de relación con el Estado.
-Reconocimiento de la Unión Europea.
-Mecanismos de garantía recíproca.
-Procedimiento de aplicación.
-Procedimiento de consulta. -