Gloria Rekarte - Ex presa política
Mas libres sin Al-Zarqawi
Decía Simón Bolívar que los Estados Unidos parecían designados por la Providencia para llenar América latina de miserias. Pero de eso hace casi doscientos años. Y desde entonces, Nicaragua, Panamá, Haití, Colombia, El Salvador, Guatemala, Granada, Cuba, Hiroshima, Camboya, Vietnam, Irak, Irán, Afganistán, Libia, Angola, Somalia, los 500. 000 muertos de la Operación Tormenta del Desierto y el Irak de hoy nos han enseñado que los Estados Unidos se han designado a sí mismos salvaguardas universales de su «libertad y democracia». Y eso es mucho peor de lo que Bolívar podía imaginar. Así que los mismos que encumbraron a Pinochet, se empeñaron luego en librar a los iraquíes de Sadam Hussein. Ni los miles de muertos que llevan a sus espaldas en estos tres años de ocupación, ni la dura y nunca reconocida resistencia iraquí enfrían para nada su entusiasmo liberador, renovado y garantizado tras la muerte de Al-Zarqawi. En la rueda de prensa donde se dieron a conocer noticia y pormenores, el primer ministro iraquí, con el jefe del mando militar estadounidense a un lado y el embajador de EEUU en Irak al otro, más parecía preso de, que acompañado por. Pero la noticia estaba trabajada para que el mundo entero estallara en júbilo: la brillante actuación del Ejército de los Estados Unidos había acabado con Al-Zarqawi. Cazas, comandos del Grupo Especial 145, bombas de 227 kilos, colaboración ciudadana, amén de la labor del espionaje iraquí habían llevado a los estadounidenses a terminar con la vida del líder de Al Qaeda. ¡Ah! y la de otros seis ciudadanos y ciudadanas iraquíes que bueno, qué más da... Lo de las bombas era imprescindible, porque si no, se escapaba siempre. Las guiaron con tecnología láser para no errar. A pesar de todo, el jordano sobrevivió al bombardeo. Cuando los soldados según un general estadounidense le proporcionaban cuidados médicos (ya es raro, no?, tanta coordinación y tecnología para matarlo y luego todos a curarlo), justo entonces, murió. Los periodistas presentes batieron palmas encantados y George Bush se felicitaba y declaraba que «los iraquíes podían estar orgullosos de su nuevo gobierno y sus primeros pasos para mejorar su seguridad». Pues sí, se ve. «Este violento personaje nunca volverá a asesinar de nuevo», dijo también. Pues no; no hay duda. A pesar de los cuidados médicos y todo. Qué suerte para los iraquíes; salvada la amenaza sólo les queda la violencia de la ocupación y el a sangre y fuego de los marines y las tropas invasoras. Pero eso siempre mata distinto. -
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