PP y AVT, unidos contra la «rendición» de Zapatero
«Guerra a ETA», «combatir», «claudicación», «España no se rinde» Fueron términos y expresiones que se pudieron ver y escuchar ayer en la Plaza de Colón de Madrid, donde se celebró una concentración para exigir al Gobierno español que no dialogue con ETA. Organizado por la AVT, el acto contó con la presencia de la plana mayor del PP.
MADRID
La madrileña Plaza de Colón y sus alrededores se llenaron ayer de personas que respondieron al llamamiento realizado por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) para concentrarse bajo dos lemas: «¡Negociación, en mi nombre no!», en referencia al diálogo con ETA, y «¡Queremos saber la verdad!», en alusión a los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Al acto asistió buena parte de la plana mayor del Partido Popular, encabezada por Mariano Rajoy, que fue recibido con consignas de «presidente, presidente». El líder del PP no intervino en el acto, pero sí realizó declaraciones para los medios de comunicación. Ante los micrófonos, manifestó que el Gobierno español «de ninguna forma puede negociar o pagar un precio político a una organización terrorista. La gente lo que quiere es una derrota de ETA y lo que no quiere de ninguna manera es un Gobierno débil que claudica». Estas palabras venían ratificadas por numerosos carteles con la consigna «Guerra a ETA». En esta misma línea, el portavoz parlamentario del PP Eduardo Zaplana, reclamó que «al terrorismo se le combata como se le tiene que combatir. Ojalá que se acabe el terrorismo, pero no a cambio de un precio político. Eso lo podíamos haber hecho hace muchas décadas, y la sociedad española y la democracia no quiso». El acto, que comenzó con un minuto de silencio, se desarrolló sin incidentes de gravedad. No obstante, el presidente de la AVT, Francisco José Alcaraz, tuvo que reclamar calma a través de la megafonía tras producirse insultos contra algunos periodistas de la emisora CNN+. Según la Comunidad de Madrid cuya presidenta es Esperanza Aguirre (PP), el número de participantes en la concentración fue de «en torno a un millón».
Baile de cifras
Con estas estimaciones y un cálculo generoso de 4 personas por metro cuadrado, sería necesaria para acoger a un millón de personas una superficie de 250.000 metros cuadrados. Según un calculo publicado ayer por “El País”, el espacio hábil de la Plaza Colón y las calles de alrededor asciende a 68.540 metros cuadrados. Este rotativo, en su página digital y citando fuentes policiales, rebajaba la cifra de asistentes a 200.000.Al margen de la «guerra de cifras» que a buen seguro se prolongará durante los próximos días, el acto contó con la intervención de varios miembros de la AVT, siendo su presidente el encargado de cerrar la protesta. Francisco José Alcaraz acusó a José Luis Rodríguez Zapatero de «traicionar a los españoles» y de estar más preocupado en «intentar hundir y desacreditar a la AVT que en luchar contra los terroristas». Dentro del lenguaje bélico tan presente en la concentración, subrayó que «queremos decirle a ETA, al presidente del Gobierno y a los grupos políticos que los apoyan que, en nuestro nombre, España no se rinde».
Respuesta del Gobierno
Finalizada la protesta, el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, manifestó el «respeto» del Gobierno hacia las «víctimas», pero señaló que «los que utilizan su dolor, merecen la mayor reprobación». El portavoz de Rodríguez Zapatero se preguntó por qué la cúpula del PP no hizo lo mismo en 1998 «cuando Aznar negociaba con ETA», y aseguró que «el país, hoy y mañana, seguirá queriendo la paz».Pitos y aplausos para el alcalde de Madrid
Uno de los puntos de atención de este acto estaba fijado en cómo sería recibido Alberto Ruiz Gallardón. El alcalde de Madrid, del PP, ha sido vituperado durante los últimos días por el periodista de la Cope Federico Jiménez Losantos. Este llegó a asegurar en las ondas que a Gallardón «le dan igual» las 191 personas fallecidas en los atentados del 11-M, y le calificó con epítetos como «traidor, siniestro, bandido, lacayo del Gobierno y caradura». Finalmente, el alcalde fue recibido con división de opiniones: pitos y aplausos. -
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