Parece que fue ayer, pero el inexorable paso del tiempo no deja lugar a dudas: hace exactamente un año los rojillos disputaron el partido más importante de su historia, la final copera ante el Betis. La perspectiva que da el haber transcurrido 365 días desde aquel evento histórico del osasunismo permite concluir que el balance, lejos de ser pesimista por el resultado negativo del encuentro en sí, invita a repetir la experiencia, más pronto que tarde.A buen seguro que si preguntáramos a quienes aquel 11 de junio de 2005 decidieron enfundarse la camiseta colorada y pertrecharse con comida y bebida suficiente rumbo a Madrid, la gran mayoría no dudaría en repetir tan sana experiencia.
Esa es la sensación que ha quedado en la parroquia rojilla, ávida ahora de compartir con el equipo grandes compromisos deportivos, y que esta próxima temporada podrá disfrutar de un nuevo escalafón, inédito en la historia del club de la Plaza del Castillo, como es la Champions League.
Además del nostálgico recuerdo, de aquella final también se entresacaron conclusiones técnicas y deportivas. Lo confesó Javier Aguirre a lo largo de la presente campaña: «Nos precipitamos a la búsqueda de la victoria y acabamos pagándolo. Me voy a volver más amarrategi».
Y de verdad que lo puso en práctica el técnico mexicano, acumulando defensas en algunos compromisos ligueros de esta pasada temporada, si bien es cierto que con desigual fortuna en los diferentes casos.
Dani, un jugador ya maldito para la grada rojilla, anotó en el minuto 111 una puntilla inmerecida cuando eran precisamente los navarros quienes demostraban sobre el césped su mayor poderío, pese a contar prácticamente con un jugador menos desde el principio, debido a la merma física con que el motor del equipo, el uruguayo Pablo García, tuvo que acudir a esta importante cita.
Los rojillos hacían caso omiso a las advertencias de los días previos sobre el peligro de los andaluces en el contragolpe, lo que inclinó la balanza en favor de estos últimos. El gol del escurridizo bético escoció en el amor propio de los por entonces de Aguirre, y ello se ha venido haciendo patente en posteriores manifestaciones de los jugadores rojillos, en el sentido de que van a luchar por que haya una segunda oportunidad que, esa vez sí, no van a desaprovechar.
Como suele decirse, Osasuna pecó de pipiolo en su primer gran duelo y sendos despistes defensivos fueron aceptados con sumo grado por los béticos, favoritos a priori, pero que no se ganaron para nada ese calificativo en el terreno de juego.
En cualquier caso, lo que nadie podrá quitar a los 20.000 aficionados rojillos que se dieron cita en las gradas del Calderón es el extraordinario subidón de adrenalina que provocó el gol de Aloisi a falta de ocho minutos para que se cumpliera el tiempo reglamentario.
Quizás porque apenas poco antes se había adelantado el Betis y porque ya no cabía mucho margen para la esperanza, la diana conseguida por el australiano un futbolista que caló hondo en la afición y al que se recordará con letras de oro en los anales de la historia rojilla, pese a lo cual no se le facilitó su renovación desató una euforia colectiva que difícilmente se borrará de la retina de los que participaron de esa inolvidable experiencia.
Ahora champions
Si la trayectoria de Osasuna se vio incrementado en muchos kilates tras llegar hasta el último trance copero, muy pocos podían predecir que los éxitos iban a continuar prácticamente sin tregua.
Una cosa era llegar hasta la final del torneo del KO una competición que parecen haber dejado de lado los clubes más poderosos, bien por encontrar el punto en los momentos cruciales, tener fortuna en el sorteo de rivales o aprovecharse del buen tono de un jugador en el caso rojillo, Iñaki Muñoz, y otra bien distinta ser lo suficientemente regulares como para meter la cabeza en el campeonato europeo más importante de clubes.
Pero el sueño se ha conseguido. Y el osasunismo podrá dar un nuevo salto cualitativo este año con la disputa de la eliminatoria previa de la Champions League. Dado el escaso coeficiente europeo con que cuenta el equipo, hay muchos boletos para que la afición pueda revivir un momento histórico ante un enemigo de campanillas.
Otra fecha más para añadir a la agenda de celebraciones de la mejor época futbolística rojilla en sus 86 años. -
IRUÑEA
La celebración de la final copera del año pasado no estuvo exenta de polémica. La designación de Madrid como sede hizo saltar todas las alarmas de la afición rojilla por la recíproca animadversión que existe con los equipos de la capital del Estado español.Pese a esas reticencias, la Federación Española de Fútbol se salió con la suya, ya que el Gobierno Autónomo de Madrid, encabezado por Alberto Ruiz Gallardón, estaba muy interesado en preparar el evento para demostrar su capacidad organizativa a los miembros del COI de cara a su candidatura a los Juegos Olímpicos de 2012.
Ninguna de las otras alternativas que se barajaron Barcelona, Valencia o Elche salieron adelante, entre otras cosas por la negativa del Betis.
La explicación a esta postura se pudo visualizar en las gradas del Calderón en los prolegómenos del partido. El número de aficionados béticos superaba en amplio núme- ro a los rojillos, fruto de que Lopera obtuvo más entradas a cambio de su apoyo a la Federación.
Todavía se enfada Patxi Izco cuando se le pregunta sobre este tema, pero la realidad es que nadie ha dado explicaciones al respecto ni se han depurado responsabilidades. Una vez más, Osasuna fue el patito feo de los estamentos del fútbol estatal.