Benedicto XXVI sale en la tele más que el ejército israelita. Ocupa de manera absolutista horas de programación en las cadenas de titularidad pública y el color amarillo se está convirtiendo en un mensaje del retorno a la Edad Media. Me parece una rendición de TVE ante la jerarquía católica el darle tanta importancia programática al Papa. Es la postura más entrevista de la posibilidad reformista, acabar con toda noción de laicismo. Hay una guerra civil abierta y los obispos siempre están del lado del terror integrista. Son unos monstruos con rasgos de cafres ancestrales, y hasta cuando veo a monseñor Setién hablando de la resolución del conflicto siento un escalofrío. La ética se demuestra andando y quien se sienta con los integristas se vuelve integrista aunque después ponga una homilía ambigua de por medio.

Lo de Valencia, por otro lado es la demostración del atraso de la ultra derecha en cuanto a estética. La familia colocada en el centro del discurso es algo asumible desde todos los puntos de vista ideológicos en su parte de perfil más blando, pero la familia entendida como un núcleo voluntario de convivencia que se manifiesta de miles de formas y maneras. Dos lesbianas forman una pareja tan fecunda social y sentimentalmente como las de siete hijos atados al rosario de los supernumerarios. Cuando estos señores que llevaron con afición bajo palio al dictador Francisco Franco hablan de la familia solamente ven un núcleo económico y de transmisión de propiedades, apellidos y acciones. Un lugar donde se reza, se es infiel y se producen las represiones y las atrocidades más inmensas, pero siempre en unión y bajo la admonición de los santos y las vírgenes lugareñas.

Hay que defenderse de los abusos de la iglesia católica en todas sus graduaciones. La Cope no es nada más que el pensamiento central de la jerarquía, no el delirio de un atronante. Es el líder de todos ellos. Por eso basta ya de amarillo. Basta ya de coñas. Televisión pública libre de sotanas. Quien quiera religión que se la pague. La escuela debe ser laica. Y las playas libres para que cada uno se ponga al sol como le pase por sus glándulas. -