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Gara > Idatzia > Jendartea 2006-07-10
Julián MARTINEZ | Parlamentario de Ezker Abertzalea
«Una ley de izquierdas no está en función de las siglas, sino de los contenidos»

Tras la aprobación de la polémica Ley de Suelo, el parlamentario de Ezker Abertzalea Julián Martínez valora el texto aprobado y el «confuso» proceso protagonizado al respecto en la Cámara de Gasteiz.

­¿Qué opinión le merece el debate de los últimos meses?

Esta ley era muy importante para nosotros porque estaban en juego cantidad de necesidades sociales, sobre todo, en los sectores más desfavorecidos. Esta, desde el principio, no contemplaba la garantía del derecho a una vivienda digna. En vez de esto, lo que ha primado han sido los intereses economicistas, que han sido llevados a cabo por medio de Eudel, PNV y PSE, con el apoyo testimonial de Aralar.

­¿Esperaba la actitud de estos grupos parlamentarios?

El resto de grupos están en los ayuntamientos, mientras que la izquierda abertzale está en una situación de apartheid. Los ayuntamientos son y han sido los que han permitido que la situación de la vivienda sea un grave problema. Este va a empeorar, a pesar de todas las proclamas que hace el señor Madrazo, diciendo que es una ley de izquierdas. Una ley de izquierdas no está en función de las siglas, sino de unos contenidos progresistas, que hagan frente al problema.

­¿Qué papel ha desempeñado el consejero de Vivienda en torno a esta ley?

Ha sido el convidado de piedra. Desde un principio, él nos dijo que su margen de maniobra era muy escaso para poder sacar una ley que tuviera, por lo menos, una característica progresista. Madrazo ha sido la mano ejecutora de los intereses del PNV, PSE y Eudel. Su apuesta ha sido a favor del negocio de la especulación.

­La enmienda a la totalidad planteada por su grupo no ha tenido cabida en el texto final. ¿Se ha sentido desplazado?

Sí. Mediante la enmienda a la totalidad lo que queríamos era manifestar que el anteproyecto de ley no era una vía que hiciera frente al problema. Desde un principio, expusimos nuestro desacuerdo y pedimos que el texto volviera al Gobierno. A través del acuerdo firmado previamente entre el PSE y el tripartito, la enmienda no se admitió a trámite.

­Similar suerte tuvieron las enmiendas parciales presentadas...

La ponencia ha sido de total irrelevancia. Todo el guión estaba ya predefinido, nuestras enmiendas estaban vetadas de antemano. Sólo nos han admitido dos enmiendas que se puede decir que tienen un matiz progresista, pero que en el desarrollo de la ley todo eso se queda en papel mojado. Lo único que se intentó fue peinar la ley, ponerle papel de celofán, para que pareciera que tenía algún matiz social. No es más que una ley que apuesta por el negocio y la especulación y nuestras enmiendas, por supuesto, no te- nían cabida ahí.

­Los agentes han denunciado reiteradamente que no han podido tomar parte en la elaboración del texto...

No es que no hayan tomado parte, sino que de ninguna manera han sido escuchados. Nosotros nos hemos reunido con los agentes que defienden el derecho a la vivienda. Ellos nos han dicho que ningún grupo les ha escuchado. En el pleno donde se aprobó la ley, yo denunciéeste hecho y la representante del PSE dijo que no habían demandado conversaciones. Le recriminé que Elkartzen, en concreto, había registrado en la Cámara de Gasteiz una iniciativa, en diciembre, para comparecer en comisión. Han sido ninguneados. Eso se refleja claramente en la ley, donde la participación ciudadana es meramente consultiva.

­Las reivindicaciones de la plataforma Etxebizitza guztiontzat! coinciden con las de Ezker Abertzalea. ¿En qué se basan?

Parten de dos principios. Por una parte, está el de sostenibilidad. La ley sólo impulsa generar suelo urbanizable para construir. Es desarrollista. Proponíamos, en ese sentido, políticas de viviendas vacías. Es decir, que la vivienda no sea un bien mercantilista, sino de uso. Por otro lado, planteábamos políticas de alquiler social. Que el tratamiento que se hace del suelo no sería sólo de compra-venta. Es un modelo que se utiliza en Europa, donde el porcentaje ronda el 50%. Pero eso está en contra de la especulación y, por tanto, es imposible.

­También ha criticado la falta de control sobre las actuaciones de los ayuntamientos...

Hay una total desregularización y liberalización tanto en el planteamiento como en la gestión de la ciudad, que nos lleva a la actual situación. No estamos en contra de la autonomía municipal, pero hay que definir para qué se quiere. Es necesaria una ley estricta para evitar cambios en el planteamiento y gestión de la ciudad o en la recalificación de los terrenos. El papel de celofán que han puesto en la ley sobre la autonomía municipal, en el fondo no es más que poner la iniciativa pública al servicio de la privada. -


 
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