Cabía esperar que la atención de los medios se centrara ayer en la información aportada por GARA en relación a los compromisos y garantías alcanzados por ETA y el Gobierno español. Y las reacciones eran también previsibles.Y de entre todas, a modo de resumen, me quedo con la inefable Edurne Uriarte, que ayer destacaba en “Abc” «dos hechos gravísimos que ahora son incontestables: la mentira y el pacto secreto con ETA en torno a unas contrapartidas políticas. Lo acaba de desvelar ETA a través de su órgano oficioso, GARA». Y, ¿de quién es portavoz oficiosa Edurne Uriarte? Sería bonito investigarlo.
Y, servidora, que se leyó con interés lo suscrito por ETA y el Gobierno, no termina de entender dónde está lo terrible. Bueno, pues a Edurne Uriarte le parece que algo tan razonable como lo que ayer leímos es «el precio político» que en su opinión «ha dejado de ser una fantasía de malpensados y antigubernamentales o una ambigua y vaga promesa de futuro que los socialistas habrían insinuado a ETA para engañarla. Esa supuesta alucinación de los irreductibles resistentes a ETA, afectados, los pobres, por tantos años de movilización antiterrorista, figura en un pacto secreto realizado entre el Gobierno y ETA justo un mes antes de la tregua».
Y Edurne Uriarte, portavoz oficiosa de vaya usted a saber quién o qué, alza la voz para dar grititos, habla de «hechos» como los apóstoles y sentencia que «esos hechos revelan que todo el discurso gubernamental sobre el ‘proceso de paz’ es falso, que el Gobierno no ha contado la verdad a los ciudadanos. No hay una ETA derrotada que renuncia a la violencia y un Gobierno que exige, verifica y actúa a continuación con generosidad. El proceso es exactamente al revés. Hay un Gobierno que ofrece previamente pagos políticos a ETA y una ETA que deja de matar a cambio de esa oferta. Y si el precio del ‘derecho de decisión’ es ya un atentado contra las reglas democráticas, los restantes compromisos gubernamentales no le van a la zaga: paralización de las detenciones, ‘vista gorda’ frente a las actividades del brazo político e inclusión de Navarra en los acuerdos».
Repasen lo publicado y verán como algunas y algunos
padecen atrofia ocular, ven lo que no hay y no consiguen distinguir lo que
tienen delante de la nariz. ¿Quién puede defender que el derecho a decidir de la
ciudadanía es un atentado? Franco lo decía. msoroa@gara.net