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Gara > Idatzia > Mundua 2006-07-12
La muerte de Basayev refuerza al líder ruso, Putin, de cara a la cumbre del G-8
Independientemente de las versiones contradictorias sobre el origen de la explosión que acabó con su vida, todos los analistas coinciden en señalar que la muerte del líder guerrillero checheno, Shamil Basayev, se ha producido en un momento inmejorable para el presidente ruso, Vladimir Putin. La prensa controlada por el Kremlin contrapone los «éxitos» rusos en Chechenia con la ocupación estadounidense de Irak y su incapacidad de acabar con Bin Laden.

MOSCU

Evgueni Volk, de la Fundación Heritage, apunta como «muy probable que Basayev haya muerto ‘para la ocasión’ en vísperas de la cumbre del G-8.

A su juicio, la muerte del líder islamista checheno «parece un elemento más de la preparación de la cumbre, de cara a crear un clima de ensalzamiento en torno a Putin».

Volk sitúa esta muerte en un contexto de creación de ese clima, en el que inscribe la reciente cumbre religiosa y la que ha congregado a las ONG sumisas al Kremlin, o incluso la reciente sesión de preguntas a las que se ha sometido el inquilino del Kremlin en internet.

La desaparición de Basayev tiene lugar días después de la humillación de la ejecución en Irak de cuatro diplomáticos secuestrados. Desde hace 20 años Rusia no sufría este tipo de «humillación» en el extranjero, bien porque era temida por los grupos armados o porque estos no tenían como objetivo a los ciudadanos rusos.

Putin comparecerá en San Petersburgo al lado de un George W. Bush embarrado en Irak, y la prensa rusa sumisa glosará su figura como la de un líder eficaz que ha desmentido las conjeturas que aseguraban que las Fuerzas Federales toleraban al «enemigo público número uno» de Rusia para justificar su presencia en Chechenia.

El ministro de Defensa ruso, Sergei Ivanov, se apresuró a calificar de «hito la muerte de nuestro Bin Laden».

Gennady Yevstafyev, del comité de expertos PIR, coincide en que «ayudará a levantar la imagen de Putin. Tiene ahora algo de lo que alardear, no como Bush que no ha capturado todavía a Osama Bin Laden».

Alexei Malachenko, de la fundación Carnegie, reconoce que «es momento de felicitar a Putin» y augura el punto final del conflicto con Chechenia.

«La yihad continuará»

Por contra, el portavoz de la resistencia chechena en el extranjero, Movladi Udugov, anunció que la guerra contra Rusia continuará tras la muerte del líder guerrillero.

«Una nueva generación de musulmanes que no dejarán la lucha y que saben perfectamente quién es su enemigo reemplaza a los que caen. La yihad continúa», asegura Udugov, quien se hizo famoso por sus éxitos en la guerra de propaganda paralela a la anterior guerra, entre 1994 y 1996.

«Satán ha muerto», titula el diario amarillo “Jizn” (La Vía). «El chacal cojo tropezó», coincide el diario del Ejército “Krasnaia Zvezda”.

El diario “Izvestia” vaticina en su editorial que, tras la muerte de Basayev, «todos los discursos sobre la supuesta continuación de la ‘guerra chechena’ pierden fundamento».

En otro artículo, el diario asegura, sin citar fuentes, que la explosión del camión fue una operación especial preparada en el extranjero y apunta a que los servicios secretos lograron introducir un detonador que hicieron activas a distancia en el cargamento de explosivos».

El diario opositor “Kommersant” niega esta versión y refuerza la tesis del accidente, al recordar que los servicios secretos ingushes no encontraron rastro alguno de esa operación en los restos de la explosión.



Los promotores de «La Otra Rusia» se presentan a los embajadores occidentales

MOSCU

Desde liberales hasta grupos de izquierda radical, la oposición rusa se reunió ayer en Moscú en presencia de los embajadores occidentales para presentar al mundo «La Otra Rusia» en vísperas de la cumbre del G-8.

El Partido Comunista de la Federación Rusa justificó su ausencia por «no haber participado en la elaboración de la concepción» del congreso. El liberal SPS hizo lo propio asegurando que no se sienta al lado de «los radicales de izquierda».

El acto fue presentado por el campeón mundial de ajedrez Gari Kasparov, que dirige el Frente Civil Unido, e inaugurado por Seguei Kovalev, disidente soviético.

La presidenta del Grupo Helsinki de Moscú, Liudmila Alexeeva, denunció que «vivimos en Rusia una guerra contra la sociedad civil. (...) Comenzó con el cierre de los medios independientes, siguió con una ofensiva contra los partidos, los empresarios ... y ahora contra las ONG».

Presente junto a decenas de invitados extranjeros, el embajador británico, Anthony Brenton, se cuidó muy mucho de criticar abiertamentel al Kremlin, que ya anunció que consideraría ese tipo de participación como un «acto no amistoso».

Tanto Brenton como el embajador canadiense, Christopher Westdal, pusieron la cumbre como muestra de democracia.

Sus palabras fueron duramente criticadas por miembros de la Unión Euroasiática.

Sus tímidos discursos contrastaron con los de los portavoces de los 300 movimientos políticos y de DD.HH rusos, secundados con exposiciones sobre la arbitrariedad policial y sobre Chechenia.


 
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