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Gara > Idatzia > Kirolak > CICLISMO 2006-07-12
La parte decisiva arranca en carreteras vascas
Hasta los más aficionados reconocen que, salvo por la polémica previa, la primera semana del Tour no ha resultado especialmente entretenida. Todo debe cambiar a partir de hoy con la llegada a las jornadas pirenaicas, un tanto descafeinadas pero previsiblemente decisivas. Dos días que separarán la paja del polvo.

Polémica en los días previos, algo de emoción en las jornadas de contrarreloj y, para qué nos vamos a engañar, bastante tedio el resto de los días, resueltos casi siempre al sprint. Pero la espera ha valido la pena: el Tour alcanza su parte decisiva con la carrera completamente abierta y, en consecuencia, augurios de espectáculo.

El destino ha querido ­bueno, más bien Jean Marie Leblanc y su equipo­ que el Tour comience a decidirse en carreteras vascas. Si bien la ronda gala se reserva lo mejor para los Alpes y presenta unas etapas pirenaicas un tanto descafeinadas, la jornada de hoy y, sobre todo, la de mañana pueden poner los puntos sobre las íes respecto a los candidatos reales a suceder a Lance Armstrong.

Corredores como Floyd Landis, Dennis Menchov, Andreas Kloden, Cadel Evans o, lógicamente, Sergei Honchar, llegan muy bien posicionados tras sus buenas prestaciones en la primera contrarreloj larga. Se trata, en general, de hombres regulares y con buenos equipos a su alrededor, que no deberían perder demasiado tiempo en montaña y sí ganarlo en la crono de Montceau les Mines. Pero ganar el Tour, e incluso meterse en el podio, implica no fallar un solo día y éso es algo ciertamente complicado cuando los puertos se suceden uno tras otro.

Sobre todo cuando la carrera se presenta tan abierta como ahora. Muchos corredores en, todavía, pocos minutos, un pelotón con el «gran jefe» de los últimos años viendo el Tour por televisión desde su rancho en Texas, equipos que intentarán pasarse la pelota de la responsabilidad de unos a otros...

Y, sobre todo, el papel de los escaladores. Hay muchos en esta edición ­Rujano, Simoni, Mayo, Savoldelli, Rasmussen, Garzelli, Cunego...­ y casi todos perdieron una minutada en la contrarreloj de Lorient, por lo que se presupone una gran ofensiva por su parte. De lo que resulte se verá luego si en los Alpes les toca pelear por triunfos parciales o rematar la faena que inicien entre hoy y mañana.

Por supuesto, habrá que tener los ojos muy abiertos con los nuestros. Los 397 kilómetros que recorrerá el pelotón estos dos días estarán teñidos de blanco, rojo y verde ­sí, también de naranja­ y éso motiva mucho. De los 17 corredores euskaldunes que participan en el Tour, tres parecen estar especialmente llamados a brillar en las jornadas pirenaicas:Juanma Garate, Patxi Vila ­siempre y cuando el Giro no les pase factura­ y, sobre todo, un Iban Mayo que recuperó sus mejores sensaciones en la pasada Dauphiné y que asegura encontrarse en condiciones de ofrecer su mejor versión.

KANBO-­PAU

Animo no les va a faltar, sobre todo teniendo en cuenta que la etapa parte hoy de Euskal Herria, por donde transcurrirán sus primeros cien kilómetros.

Es previsible que, no sólo ellos, sino casi todos los que quieran dejarse ver se reserven, sin embargo, para mañana, ya que esta primera etapa pirenaica parece más destinada a realizar una primera ­y gran selección­ que a descalabrar la carrera. Y es que los cincuenta kilómetros entre el Col de Soudet y el de Marie Blanque, y los cuarenta que restarán de aquí a meta minimizan el impacto de las tres ascensiones del día.

La primera dificultad llegará en el kilómetro 50, con la ascensión a Oskaxe (3ª);seis kilómetros al 5’3% para empezar a calentar las piernas. Tras otro medio centenar de kilómetros, el Tour abandonará Euskal Herria, saliendo por Santa Grazi en dirección al Col de Soudet (FC), donde ESAIT celebró ayer su ya tradicional Euskal Jaia. También de su mano, esta mañana se celebrará la 6ª Marcha en favor de nuestra selección, calcando esta segunda ascensión que acometerá ya por la tarde el pelotón. Algo más de diez kilómetros con una pendiente media del 7’3% que sobrepasa el 10% mediada la ascensión

El descenso del Soudet se une prácticamente sin descanso a la ascensión al Col de la Marie Blanque (1ª). Poco más de nueve kilómetros que van ganando en dureza conforme se avanza, hasta alcanzar picos de hasta el 15% en unos últimos kilómetros letales.

Claro que los que lo pasen mal tendrán 50 kilómetros de descenso y llano hasta Pau para recuperarse, lo que hace prever que, salvo algún desfallecimiento imprevisto, todos los favoritos crucen la línea de meta de la mano.

TARBES-­PLA DE BERET

Otra cosa será, se supone, lo de mañana. 206’5 kilómetros, casi la mitad de ellos ascendiendo los cinco puertos del día, con un desnivel acumulado de casi 4.500 metros. Y primera llegada en alto de este Tour.

Las dificultades se acumulan a partir del kilómetro 75 y comienzan duro, nada menos que con la ascensión al Col du Tourmalet (FC). En esta ocasión se llega al mítico puerto por su vertiente menos habitual, desde Luz Saint Sauveur. 19 kilómetros de pendiente continuada que se reserva lo peor para el último kilómetro, donde se supera el 10%.

Un cómodo descenso enlaza con otro clásico, el Col d’Aspin (1ª), con doce kilómetros por su vertiente más complicada en la que lo peor también llega en los kilómetros finales, que se mueven en torno al 8% de pendiente.

Tampoco habrá descanso esta vez, porque el descenso enlaza con la ascensión al Col de Peyresourde (1ª), otro puerto que va de menos a más. Muy suave en sus primeros kilómetros, la parte final eleva considerablemente la media, rozando el 10% de pendiente poco antes de coronar la cima.

Algo más corta pero ligeramente más dura es la penúltima dificultad de la jornada, el Col du Portillon (1ª). En los diez kilómetros de ascensión se acometen rampas relativamente largas que superan el 10%, el 11% y hasta el 13%

Como sucede con los anteriores, el descenso del Portillon empalma directamente con el ascenso al último puerto del día, Pla de Beret (1ª). También el más largo, si se tiene en cuenta que desde Bossost, a casi 40 kilómetros de la línea de meta, no se deja de ascender. Claro que el puerto propiamente dicho se refiere a los últimos 14 kilómetros que, en principio, suponen el ascenso más suave del día, con una pendiente media del 5’4% ­a la que además prosiguen dos kilómetros de descenso hasta la pancarta de meta­. Claro que con las cuatro cimas anteriores, el calor y el previsible movimiento, a más de uno se le acabará de atragantar.

Será el primer día de minutadas y la selección definitiva probablemente también quedará hecha. -

DONOSTIA


 
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