BILBO
Todavía recuerdo la primera vez que vi jugar a Julen Guerrero. Sería de las primeras veces que acudía a San Mamés. Fue el día de su debut contra el Cádiz. El Athletic ganó por 2-0 con goles del «Cuco» Ziganda y el propio Julen. Desde su llegada, el Athletic sufrió un cambio y volvió a ilusionar a la afición.Para toda mi generación, Guerrero ha sido un estandarte, la figura del Athletic de la década de los noventa. Con 18 años salió de la cantera y su explosión fue meteórica. Tras unos años en los que el Athletic parecía haber perdido el norte, Juup Heynckees aterrizó en Bilbo y le dio al equipo una nueva imagen, más moderna. En esa labor fue vital la aparición de Julen Guerrero, que ascendió al primer equipo junto a Valencia y Carlos García.
El entrenador alemán introdujo el rombo en el centro del campo y el de Portugalete encarnó a la perfección lo que pedía la posición más adelantada en el centro del campo. Tenía hambre, ambición y un olfato impresionante para marcar goles. No tardó en acaparar las portadas de todos los medios deportivos.
Su melena rubia causó sensación y se convirtió en el icono del club. Fue un fenómeno mediático tanto en Euskal Herria, como en el Estado español cuando iba convocado con la selección rojigualda. Todas las quinceañeras le perseguían.
Rechazo a las ofertas
En su momento, tuvo en sus manos fichar por el club que hubiera deseado. Ofertas de equipos italianos, Real Madrid y demás no paraban de sonar. Como ayer reconoció Lamikiz le ofrecían contratos en blanco para que pidiera lo que quisiera. Sin embargo, apostó por quedarse en casa en el club de toda su vida. Firmó un contrato con Arrate casi vitalicio que expiraba el 30 de junio de 2007.Siguió siendo el emblema rojiblanco y su principal logró llegó con la clasificación para la Champions. Se va sin poder levantar un título y no lo va a poder cumplir. En las últimas cinco temporadas, ha ido perdiendo paulatinamente su peso dentro del equipo. El declive comenzó con Txetxu Rojo, que fue el primero en sentarle en el banquillo. Regresó su mentor Heynckees y tampoco consiguió recuperar su mejor versión. O quizá había otros mejores.
Valverde, Mendilibar, Clemente... también trataron de que volviera a ser el de antes, pero por lo que fuera no ha podido ser. Guerrero se marcha del fútbol en activo dejando un recuerdo imborrable en la memoria rojiblanca. Lo fue todo. Una estrella mundial que prefirió continuar en el Athletic. Y cuando se ha visto relegado al banquillo, el público le ha seguido queriendo.
Nadie habla mal de él, por algo será. Todo son palabras
de elogio. Prueba de ello era que firmaba más autógrafos que muchos de los
jugadores titulares y San Mamés renacía cada vez que entraba al campo. Se va sin
poder recibir el merecido homenaje y su último partido fue el del final de Liga
ante el Barcelona. Queda una duda, ¿quién llevará el dorsal número
ocho la próxima temporada?