Hiriente ONU
La Organización de las Naciones Unidas recoge en su Carta fundacional que su primer objetivo es «mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz». Además, establece que «los miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier estado». Israel lleva prácticamente desde su nacimiento incumpliendo este precepto y, concretamente, en los últimos días ha invadido, aislado y atacado a un estado soberano Líbano, causando decenas de muertes, casi todas ellas civiles. El Consejo de Seguridad de la ONU, el encargado de asegurar la «acción rápida y eficaz», con la «responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales», se reunió ayer para tratar la cuestión y su resultado fue una breve nota de prensa en la que expresa su apoyo a la misión política enviada a la región por el secretario general, Kofi Annan, para resolver la crisis. De la eficacia de la decisión es suficiente ejemplo el hecho de que el Gobierno israelí ya ha transmitido a Annan su intención se seguir con la ofensiva militar. La actuación de la ONU vuelve a mostrarse no sólo ineficaz, sino también sumamente hiriente para el pueblo palestino y para el libanés y, en general, para cuantas personas tengan una visión mínimamente limpia y objetiva de lo que acontece entre Israel y los territorios que ocupa. Pero no cabe esperar otra cosa cuando los representantes del organismo internacional asumen como propias las posiciones de Tel Aviv. El subsecretario general para Asuntos Humanitarios, Jan Egeland, acusó de lo que ocurre a «los grupos extremistas de Gaza y del sur del Líbano» que con sus actuaciones «parecen querer provocar una respuesta [de Israel] sin importales que son los civiles, especialmente los niños y mujeres, los que más sufren». Y la Alta Comisionada de Naciones Unidas para losDerechos Humanos instó a los captores de los militares israelíes a liberarlos «de inmediato» cómo fórmula para resolver la crisis, al tiempo que reconocía a Israel sus «legítimas preocupaciones de seguridad» aunque le rogaba que «se abstenga de atacar directamente objetivos civiles». Ante la evidencia de los hechos, a la vista del castigo por tierra, mar y aire al que Israel está sometiendo a Líbano y al pueblo palestino, ¿cómo es posible que quien se supone que tiene la autoridad internacional para hacer triunfar la paz pueda caer en semejantes ejercicios de hipocresía y cinismo? -
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