MADRID

Para el director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, esta muestra de calidad «inalcanzable, desvela la precaución y la seguridad de unos artistas o las dudas y los arrepentimientos de otros. Con esta exposición aprendemos a mirar de nuevo el arte y hacer también Historia del Arte», matizó el bilbaino.

Estos dibujos subyacentes, ejecutados con piedra negra, puntas metálicas, tinta o negro carbón, no son visibles al ojo humano y han sido puestos a descubierto gracias a la técnica de la reflectografía infrarroja. Esta técnica lleva empleándose varias décadas, sin embargo, las nuevas tecnologías digitales han permitido una mayor penetración de la capa pictórica y por lo tanto una mejor calidad de imágenes. La muestra se articula en dos secciones. En una primera parte, se mostrará la variedad de técnicas de dibujo que podemos observar en el trasfondo de los cuadros ­pincel, estarcidos, cuadrículas, piedra negra, carboncillo, punta de plata...­ así como los cambios que se producen en las obras entre el proyecto de diseño y su realización pictórica. Seguidamente, se muestran las imágenes de esta investigación, que permitirán comparar en vivo las obras pictóricas con la belleza y la sutileza de sus dibujos subyacentes, a través de algunos ejemplos relevantes de la pintura flamenca, italiana y española de los siglos XV y XVI.

En palabras de Gabriele Finaldi, director adjunto de Conservación e Investigación del Museo del Prado, esta muestra servirá para que el público entienda las «distintas fases de ejecución» de la pintura. Asimismo esta innovadora técnica de infrarrojos puede permitir identificar a los expertos la autoría de ciertas obras o el estado físico de la obra. Preguntado por la “violación de la intimidad” que se produce al escarbar en estas grandes obras de la pintura, Finaldi considera que gracias a esta técnica «nos quedamos más admirados de la maestría del artista cuando descubrimos el proceso de creación»